Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
212 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ cuanto es menos esperado. A este propósito he dispuesto que sal– gan para Valparaíso don Tomás Landa y don Lorenzo Valderra– ma, encargados de instruir a US. del favorable estado en que de– jaron recientemente a los antiguos patriotas de Arequipa''. "Cualesquiera que sean las actuales atenciones de ese gobier– no, creo que la realización de este proyecto es preferible a todos, y que el presupuesto de los gastos que ella exige podrá fácilmente llenarse con los mismos recursos que proporcionará aquella em– presa, extendiendo el campo de las especulaciones mercantiles y aumentando los ingresos públicos; pues, en tal caso, con excepción del puerto del Callao, todas las costas del Perú serán un ventajoso mercado para las producciones de Chile; y los retornos, tánto más útiles, cuanto es más fácil la comunicación entre las provincias me– ridionales del Perú y las de esa costa" (17). "Sobre todo, la seguridad en que se hallan actualmente el or– den interior y la existencia de Chile, por la actitud imponente de sus armas, a pesar de las disidencias que puedan fomentar algu– nos malvados por la parte del sur (18), son una nueva razón para que el Gobierno proporcione un destino activo al sobrante de aque– llas fuerzas que se consideren precisas para la guarnición de San– tiago". "Creo que, sin entrar en más detalles S.E. el Supremo Director hará este último sacrificio para acelerar las desolaciones de la gue– rra, que, sin esto, podrían acaso dilatarse más tiempo, aunque en todo caso fuese feliz su término, como lo espero". "US., con su acreditado celo, instruira a .S.E. de la importan– cia de este plan, y contribuirá a su ejecución, con la prontitud que exige el orden de mis actuales combinaciones". "Dios, etc.- Cuartel general en Supe, 3 de diciembre de 1820. - José de San Martín''. Chile desoyó estas excitaciones y pedidos de su libertador, por los apuros y temores en que su Gobierno encontrábase, ante una po– sició ·y rebeldía generales, en esos instantes palpables y amenaza– doras; circunstancias que forzaban al Director O'Higgins a conser– var y no desmedrar en lo menor sus tropas y elementos. (17) Nótese, en este oficio, como en los otros que ya conocemos del Aníbal de los Andes, el cuidado que éste ponía siempre en estimular, para logro de sus planes, el sentimiento capital de la psicología chilena: la avarL cia sórdida, el ansia de lucro, el interés insaciable, hidrópico, sediento. (18) Alude a las incidencias iniciales de la revolución que derribó a O' Higgins en 28 de enero de 1823, encabezada por el intendente de Concepción, general don Ramón Freire.
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