Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
14 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ y, procediendo "con rapidez y habilidad increíbles", avista el 16, al mediodía el verde, dilatado y fértil valle de Acarí, y, en medio de él, su blanco pueblo, recostado a plomizo cerro, coronado de incaicas ruinas; da sobre el convoy, próximo a entrar en aquella población; embiste feroz y sorpresivamente a su escolta; sablea a los que de ésta se atreven a resistir; apresa al resto; captura las ciento y tantas cargas de equipajes, armas, municiones y .per– trechos a que los sorprendidos dan custodia; detiene a las fami– lias emigradas, que atrae, escuda, atiende y favorece, imponién– doles' la vuelta a lea; penetra en Acarí,, cuyos pobladores le reci– ben en triunfo, entre vivas, aplausos y repiques ( 23); se adueña de los caudales del fisco allí existentes (destinados a las cajas reales de Arequipa); toma una bandera del Estado Mayor realis– ta, que por causas inaveriguadas se guarda allí, y que conducirá celosamente para presentarla a su jefe como trofeo de la feliz expedición; nombra autoridades independientes; acuartela y or– ganiza la compañía local de milicianos, que dé prestigio y fuerza a las funciones de las mismas; cuida de que sus soldados obser– ven conducta y dejen reputación inmaculada; y el día siguiente (17 de octubre) se presenta de regreso en Nasca, "con la rica y abundante presa que ha arrebatado al enemigo" (24). El 19 toda la pequeña división de Rojas, dos veces vencedo– ra, se reconstituye en lea. Los Cazadores de a caballo que, con ella y en ella, vuelven a esa población (excepto los treinta del teniente Suárez, destinados ab origine a la división principal y que con ésta deben continuar hasta el término de la campaña de penetración), salen esa misma tarde de lea al cuartel general de Pisco, conforme a las órdenes e instrucciones del general San Martín. XIV Arenales, entre tanto,. había apresurado la celebración del ca– bildo abierto en que el vecindario, ya reforzado y casi completo con la vuelta de quienes, al principio temieron crueldades y extor- (23) "Acarí recibió al piquete del ejército patriota con mayor entusias_ mo, si cabe, que el que había desplegado lea o el pueblo de Nasca. A la en– trada de Suárez, las mujeres tañían las campanas, los hombres vitoreaban a los soldados, y la presión de aquel entusiasmo le hacía decir que el senti– miento de la revolución cundía en el Perú a modo de fuego eléctrico".-BuL nes, op. cit . , t. I, pág. 444. (24) Roca, loe. cit., pág. 261.
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