Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
256 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ el incidente en conocimiento del virrey, lleno de vivas y antiguas desconfianzas contra el batallón, mandó este funcionario que in– continenti se aprehendiese, en el cuartel de Surco, a los tenientes Alzuru, Madrid, Castillo y Guash, de cuya deslealtad, ya que no ver– daderas pruebas, existían indicios vehementes y hasta denuncias terminantes, aunque anónimas. Tomados los cuatro oficiales al caer la tarde del 14, fueron directamente llevados de Surco a las fortalezas del Callao. El día siguiente aprehendióse también a los tenientes Izquierdo, Alcina y Campos; y algo más tarde (el 27 de octubre) a los oficiales Bustamante y Cuervo. Todos éstos fue– ron traídos a Lima, detenidos e incomunicados en el Cantabria, cu– yo cuartel era el convento de la Recoleta. Debiendo salir el Can– tabria a reforzar a O'Reilly, los cinco últimos presos viéronse tras– ladados al Infante don Carlos, esto es, al Colegio Real; y de allí, días después, remitidos asimismo a las fortalezas del vecino puerto, donde, con sus cuatro compañeros, resultaron instalados en los torreones y presidios, separadamente (32). Al propio tiempo per– siguióse a León Febres Cordero, tío del cadete Castillo, con or– den de entregarle vivo o muerto (33). Acababa éste de salir del cuerpo, como Urdaneta y Letamendi (que con él habían pedido su baja, según se explicó), y fuéle fácil ocultarse y escapar por Cho– rrillos, puerto donde logró refugiarse en la escuadra de Cochrane (34). De ahí pasó a Guayaquil, casualmente en el mismo buque en que embarcáronse los dos capitanes sus colegas, que así llegaron a tiempo de cooperar con él y con el denodado arequipeño Grego– rio Escobedo, a la independencia de la provincia del Guayas (9 de octubre de 1820). Ya veremos cómo escaparon de muerte segura, con la fuga de su prisión, los oficiales a quienes dejamos ahora detenidos en las ergástulas del Callao. Entre tanto, y habiendo referido lo tocante a los trabajos de catequización de los nqmantinos, y a la primera frustránea inten- (32) Datos curiosísimos son éstos, que hemos tomado del artículo publi– cado en El Correo P.erua_no, ya cit., de 3.1 de julio de 1847. (33) Mariátegui, op. cit ., pág. 34. (34) "Los españoles, refiere Mariátegui, dieron orden de tomar, vivo o muerto, al capitán Febres Cordero, y la noticia de esta bárbara orden se dió a la Sra . Carmen Noriega ... Ella hizo que Febres C. se ocultara provisional– mente en casa de Da. Gertrudis Coello, y de allí fué sacado por mí en la no– che y ocultado . El no quiso salir por tierra, sino embarcarse; y D. Fernando Urquiaga y yo lo embarcamos por el Barranco del Agua Dulce ... en la escua_ dra bloqueadora, con la que teníamos frecuentes comunicaciones ... Lo man– damos en una canoa de pescadores".- Opúsc. cit., pág. 34.
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