Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
274 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ teladamente Alvarado y su caballería, fué en medio de grandes acla– maciones de júbilo y entusiasmo patriótico, recibido el batallón por la vanguardia independiente, formada en calle en el antecam– pamento de Retes, con todos los honores del caso, en momentos en que, allí sobre las crestas de la no muy lejana cordillera, disolvía por los cielos sus tintes de oro y rosicler el ya ascendente, aunque todavía invisible disco del naciente sol. Algún desertor hispano, escapado del campo en los instantes críticos del hecho, llevó a Valdés la desastrosa nueva, abrumado por la cual el valeroso jefe siguió precipitadamente a Copacabana y San Lorenzo, para entrar, como entro, previo esguazo del Chillón o Carabaillo, en el campo de concentración (3 de diciembre). XIV La caballería de Alvarado escoltó al Numancia desde Retes hasta Cliancay, puertecito en el que, previo envío del respectivo correo militar a San Martín, comunicándole lo acaecido, perma– necieron los numantinos a la espera de elementos de trasporte marítimo para constituírse en el cuartel general libertador. En la farde del 9 presentáronse en el aludido puerto los trasportes ''Mi– nerva" y "Dolores" y el bergantín de guerra "Galvarino 11 • El 10 temprano fué embarcado el batallón y trasladado a Huacho, a don– de arribó el propio día 10. Allí pernoctó para entrar en Huaura el siguiente día 11. En esta última fecha los numantinos, en hileras de a dos, atra– vesaron el angosto pero seguro puente que los ingenieros del ejér– cito habían tendido sobre el río Huaura, y penetraron en la po– blación de este nombre, por entre la calle que, para recibirlos, había abierto del puente a suburbios el batallón número 7 de los Andes. Veintidós cañonazos saludaron la entrada de estos nuevos y probados defensores de la libertad, a quienes San Martín deno– minó "fieles a la Patria" y "soldados del primer cuerpo del ejér– cito peruano". Al poner la planta en la plaza del pueblo, encontrá– ronse los recién venidos con todo el ejército formado en cuadro. En el centro de éste último, y distribuído en cuatro gruesas co– lumnas, de a ciento cincuenta y tantos hombres cada una, fué el Numancia saludado por el jefe del E.M.G. patriota, coronel mayor don Juan Gregario de las Heras, quien, colocándose frente a frente de los numantinos, habló así:
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