Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

292 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ pe; fabricar un juego doble de todas éstas; hacer que una de las noches sobrevinientes, acudiera a la Puntapunta uno de los grandes lanchones de la escuadra, que sustituyese a la partida de vigilancia realista con otra independiente, y condujese aquella, toda compro– metida, a la isla de San Lorenzo, donde quedaría en salvo; desem– barcar en seguida de mil a dos mil hombres, entre soldados y ma– rineros patriotas, cuya marcha, protegida por las tinieblas de la no– che, se haría en grupos silenciosos hacia la fortaleza, y cuyo ingre– so en ésta última se practicaría con las llaves dobles mandadas ha– cer; y, en fin, ayudados dentro por Cortines y Cevallos, por los pri– sioneros separatistas, por los capitantes Casaux y Anaya, y por los demás oficiales americanos ganados para la empresa, sin olvidar al "singular amigo de la Patria" Juan de la Cruz Portocarrero, deteni– do desde el 31 del mes anterior (20) -penetrar decididamente y consumar la captura acariciada y preparada durante tanto tiempo. (20) Constan todos estos detalles, y otros de menor interés, de varias co_ mtmicaciones de Boqui, y especialmente de una carta de éste, fecha el 13 de febrero de 1821, que a la letra dice: "Sr. general:- Anoche salió (a Huaura) Guarniz, a quien dí seis onzas (102 ps.) y le hice dar un caballo por el amigo Mariátegui. Le coloqué las cartas en un chifle, que debe entregar a Ud. Ayer, a las cuatro de la tarde, resolvió presentarme personalmente al patriota nuestro Santalla. Presentado yo a él en el castillo, en el modo conoció que yo era el 180; y presenté la credencial de una solicitud supuesta, ya prevista, pues– to que estaba en compañía de otros. Inmediatamente puso encima el arnés mi– litar, y salimos a pocos pasos, distantes uno del otro, hasta que nos unimos afuera del castillo, encaminándonos al de San Rafael, donde él es gobernador, hecho por el nuevo virrey de Lima. De los varios planes que se trazaron en el camino, de uno a otro castillo, andando arriba y abajo hasta después de oraciones, fué últimamente resuelto que Cortines tratase de ganar a uno de los ayudantes que se les consignan las llaves. Luego que haya abierto las puer– tas del castillo, me deberá enseñar a mí las llaves, antes de consignarlas, que suele ser a las seis de la mañana. El capellán Zevallos ganará religiosamente al cabo que va todas las noches a la Punta con hombres montados en unos caballos (que los ha visto). Que, la noche que se determine, venga de la isla a La Punta un lanchón con un oficial, que debe apersonarse con el cabo de dicha partida, presentándole patente de capitán de la Patria; y premio para los soldados, siempre que todos se pasen en el dicho bote a la Isla, sin tiro de armas ni extravío alguno. En seguida el señor lord ahnirante hará desem– barcar dos mil o más hombres en dicho punto; y marcharán, con orden sL lendoso, sin extravío de alguno; y será luego que oscurezca. Llegarán orde– nados al rastrillo, que debe abrirse con las llaves que yo debo hacer; y en la puerta o puertas entrarán, a grupos, con el ardor patriótico que pide la he– roica empresa, a fijar, en lo eminente del castillo, el pendón sagrado de la Patria, que a un (mismo) tiempo estará fijado en el de San Rafael por nues– tro bueno y amabilísimo Santalla, en unión de nuestro amado benemérito Cortines y el capellán, que ayudará a bien morir el nombre cruel del rey.

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