Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
294 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ su patria, Venezuela (circunstancia, ésta última, que desdoró su fi– delidad y rebajó su civismo a los ojos de los independientes lime– ños), sino, al contrario, empeñado en tomar a la Península, pidió sus pasaportes y embarcóse en el Callao, en viaje de regreso a bor– do del pailebot "Sacramento" (10 de marzo de 1821), con desti– no a Panamá y única escala en Paita. Ya veremos cómo el pailebot enunciado fue, en éste último puer– to, capturado sorpresivamente por dos de sus propios pasajeros, los jóvenes patriotas Victoriano y Andrés Cárcamo, que, viniendo con la embarcación ganada a Huacho, pusiéronla a disposición de San Martín. Pues bien, en aquel suceso, y en la lucha momentánea a que dio margen, Cortines, lejos de cooperar al éxito con los dos jóvenes citados, fué el que opuso más tenaz y brava resistencia, por efecto de la cual resultó herido. En esa subitánea y rapidísima ac– ción, se le cogió el desventurado fruto ahorrado secreta y avaricio– samente, de sus tratos y contratos con los separatistas limeños; pues se le encontró y arrebató, como botín de guerra, la suma de doscientos vein tiún onzas de oro y, con ella, la de seiscientos pesos duros españoles de plata (23). Ello manifestó que había habido de– tracción indelicada y apropiación jndebida vergonzosa de porción no despreciable de las cantidades que se le facilitaron en dinero para la gratificación y el cohecho de las guarniciones. Como hemos dicho. en el mismo "Sacramento" se le trajo pri– sionero a Huacho, donde no sabemos cómo fuese tratado por San Martín. Ignoramos, igualmente, cual hubiese sido su suerte poste– rior, aunque es probable que, puesto en libertad tarde o temprano, se dirigif ra siempre a la Península. Por lo que hace al despreciable Santalla, ya volveremos a en– contrarlo de gobernador militar de lea, en los momentos en que Mi– ller - de vuelta de su memorable expedición al sur - invadía por segunda vez la zona pisqueña y se aventuraba en el interior. Admira– remos entonces la cobardía del repugnante traidor, convertido en Nerón de aquellas comarcas, sin duda para congraciarse con sus compatriotas, e incapaz, en su pequeñez, de cuadrarse al tiro ante los invasores. Tal fué la historia de la cacareada y siempre frustrada captura de las fortalezas chalacas; plan, no de los patri0tas perwmos, sino de San Martín (chasqueado en este extremo de su programa); de los "forasteros" López Aldana, Boqui, Campino y Otero; y de algu– nos de los "copetudqs", como Riva Agüero y Mansilla. (23) 4.357 pesos fuertes en total.
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