Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

296 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ ronel Odriozola; y otros, nobles de la más preclara cepa, como el joven marqués de San Miguel - que, abandonando las comodida– des y dulzuras de la residencia capitalina, presentáronse a San Mar– tín, en el cuartel general de Pisco, a compartir con sus redentores las estrecheces y fatigas de la guerra. Sucesivamente hemos ido asi- . mismo, indicando quienes sometiéronse a igual conscripción y volun– taria, en los lugares y zonas que fue ocupando y dominando la ex– pedición independiente, hasta establecerse en Huaura. Tócanos aho– ra, en estos párrafos, hablar del movimiento migratorio hacia el úl– timo punto, que por tanto tiempo sirvió de acantonamiento a las fuerzas de la emancipación. III El primero de los patriotas que hubo de presentarse en éste úl– timo, fue el benemérito Juan Castro, bonaerense domiciliado en Be– llavista del Callao, perseguido a muerte por su participación en la conjuración abortada de Gómez, Alcazar y Espejo (21 de julio de 1818); e individuo que, si bien exculpado en el proceso respectivo, fue, por datos posteriores, buscado con tenacidad que ponía en gra– ve peligro su existencia. Venía en 1814 de La Paz a Limai en busca de trabajo y de mejor fortuna, cuando estalló en el Cuzco la revo– lución de Angulo y Pumacahua. Enrolóse, entonces en la expedición destacada por ésta, con Hurtado de Mendoza y Béjar, sobre Hua– manga y Huancavelica. Al mando de la artillería, habíasele despren– dido sobre Andahuailas, en la columna que, con el expresado desti– no, dirigiera el patricio Pedro Paz, y por supuesto, tomó parte en varias de las mortíferas acciones de la época; hasta que, despedaza– da la rebelión en aquella zona, por las tropas de González, pudo eva– dirse con rumbo al mediodía y aun simular viva adhesión al rey ( 1), previa oportuna retirada y entrega de los elementos que mandaba "· cierto coronel de milicias patriotas del pueblo de Talavera. Pana– dero más tarde en Bellavista, próspero en sus negocios y aun con· (1) Gálvez (Aníbal), de quien tomamos estos apuntes, afirma que Ramí. rez, el tigre de U.machiri, confió a Castro la misión de ''llevar unos pliegos re. servados al virrey Abascal, los que (dicho Castro) entregó al gobernador intendente de Arequipa''; cosa que en otra vez habría ocurrido, pues fué el pro. pio argentino de que hablamos, quien, mandado por el cabildo civil limense, ilevó a todos los del tránsito (hasta Buenos Aires) los pliegos en que el pri. mero exhortaba a los segundos ''a permanecer fieles al rey". No pasó enton. ces de La Paz. Castelli, "conceptuándolo sospechoso", no le permitió seguir adelante, y regresó a Lima con la respuesta de éste".- V. la obra El Real Felipe, vol. I, págs. 112 y 113.

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