Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

EMIGRADOS, CONVERSOS Y VOLUNTARIOS 297 vertido en armador y traficanie marítimo, como propietario de un buque mercante nombrado "San Felipe Neri", fué su casa-panade– ría el lugar de reunión escogido por Gómez y sus conjurados, para salir de frente sobre los castillos del puerto vecino, que esos már– tires-héroes proponíanse asaltar. Bien librado, como se acaba de de– cir, en la correspondiente instrucción, datos posteriormente obteni– dos atrajéronle la inquina y la persecución de los poderes coloniales, habiendo de vivir oculto y a salto de mata, con abandono y pérdida de casi todos sus intereses (2). Desembarcado San Martín en Hua– cho, logró, con felicidad, salvar de los obstáculos que se le oponían y de los riesgos que lo rodeaban; y, a principios de noviembre de 1820 refugióse, tranquilo y seguro, en el cuartel general. IV Siguieron a Castro, por muchos y diversos motivos, los patrio– tas Esquicia, Ortiz, Zapata y Cabrera (3), el padre Zelasco, los her– manos Manuel y Antonio Solar, José Tejada, Bernardo Soffia, Ma– riano Fermín Rodríguez, Cirilo Trigueros, José Zárate; Antonio Bae– za, Manuel de la Rosa (hermano de Pedro), Tadeo Borgoña, José Antonio Castro, Manuel Lastra, Miguel Arrescurrenaga, Juan Sarrio, Lorenzo Román González, Manuel Laiseca, Clemente Ramos, José María Quiroga, José Allende, Juan y Rafael Mancebo, Buenaventura Palma, José Hermenegildo Prieto, Camilo Mariátegui (hermano del mnemógrafo don Francisco), losé Soto, Juan Bernales Sanchez, Car– los Quintana, Antonio Lesdael; los doctores Lucas Pellicer, Juan Sánchez, José Toledo, Manuel Fuentes y Manuel .L\ntonio Valdizán; y nuestros grandes conocidos Martín Herreros, Manuel Señas, Fer– nando López Aldana, José Flores, Joaquín Campino, Manuel Esco– lano Concha y José de la Riva Agüero. V Muchos de estos emigrados corrieron verdaderas y emocionan– tes odiseas. El futuro canónigo Pellicer, pasando mil sustos y tra– bajos "por en medio del ejército español situado en Asnapuquio, tuvo el relevante mérito de haber llevado a Huaura el botiquín ob– sequiado por Guillermo Geraldino (4) y pedido por el general San (2) Album de Ayacucho, pág. 265. (3) Sus nombres de pila no constan de relación alguna. (4) El farmacéutico abnegado y generoso del hospital del Espíritu Santo.

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