Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
314 GER.t"1AN LEGUIA Y MARTINEZ las incansables guerrillas y a los pueblos que las apoyaban. Servían también para ocultar los movimientos u operaciones que intentaba San Martín" ( 16). VIII Hecha excepción de la batalla de Paseo, es lo cierto que, en el paréntesis de diez meses de inacción, abierto entre la invasión del territorio y la ocupación de Lima, nunca se oyó hablar más que de choques y éxitos aislados, pocas veces, muy pócas, obteni– dos por las fuerzas regulares, y más bien conquista.dos por los mon– toneros, en sus largas correrías, asaltos, incursiones y excursiones típicas. El mismo Paz Soldán - a quien, por supuesto, siguen y co– pian, gozosos, los sanmartinistas a outrance (Mitre sobre todo) - afirma que el general en jefe independiente, "conociendo toda la ventaja que podía sacar del entusiasmo del pueblo, estableció cuer– pos de guerrillas en los puntos inmediatos a Lima, sin ocasionar más gasto que el del armamento; que, con tal ensayo, consiguió dar tiempo a que la opinión del Perú se pronunciara por la causa de su libertad (17); y a que cada peruano, como Vidal, fuera un ene– migo poderoso contra los españoles"; y acaba aseverando que "quie nes acusan a San Martín de apatía, por no haber tocado a éstos últimos, conocerán la ligereza y lo infundado de su cargo, reflexio– nando sobre estos hechos" (18). Tailes afirmaciones privan al calumniado Perú - calumniado por sus propios hijos - del mérito y la gloria de haberse solivian– tado por sí mismo, sin necesidad de excitación extraña; atribuyen la iniciación del más espontáneo de sus arranques de rebeldía y de resistencia, a una fuente que no es real; y dan a comprender que en él no estaba producida ni condensada la opinión pública, en la cual, sin embargo, inspiráronse la emersión de las montoneras (16) Op . cit ., vol. I, pág. 148. (17) Las frases subrayadas son, por sí mismas, la refutación de su autor, por la flagrante contradicción en que están. Si había ''entusiasmo popular" aprovechable, la "opinión del Perú estaba pronunciada por la causa de su libertad"; y, en consecuencia, no había que "dar tiempo" para que esa opi– nión se pronunciase. Un supuesto contrario sería la negación del entusiasmo público de que San Martín "quiso sacar ventaja'' en y para la organización de las guerrillas, que se le adjudica como cosa propia, y no como fruto del patriotismo peruano, por él sencillamente utilizado a posteriori, como concu. rrente a sus planes. (1 S) Loe . cit.
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