Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

324 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ Es uno de esos tres autores quien va a dibujarnos los sombríos albores de este héroe-mártir, y a relatarnos la forma en que tomó partido por la causa de la libertad - agua lustral de su fe inque– brantable, y estrella de redención de este extraño espíritu - extra– viado y perdido en sus comienzos. 111 "No fueron de hombre honrado sus principios, y se le compli– có en la causa de un robo - hecho a unas señoras de la calle de Belén - con otros individuos, entre quienes figuraba un mulato de Chile, nombrado Portales, que era el capataz. - Aprehendidos los ladrones y sometidos a juicio, Quirós se fingió loco. Desem– peñó tan bien su papel, que el alcalde de corte que seguía la causa, y que lo era el señor don Gaspar Osma, no podía conseguir que el reo ded arase. Lo examinaron varios facultativos, y éstos no se atrevier on a decidir si la locura era verdadera o simulada. Se in– clinaban a lo segundo, al saber que, encerrado Quirós en su cala– bozo, no practicaba ningún acto de locura. Siendo Quirós casado, proyectó el juez de la causa introducirle a la mujer; y, aún con este artificio, no cesó de disimular el reo, porque recelaba que fuese una trampa y que se le estuviese espiando. No pudiendo re– sistir más a las angustias y lágrimas de la mujer, le habló la ver– dad y se le descubrió; y entonces fueron los esposos sorprendidos por los que los espiaban, y separados. El jmcio fué seguido y ter– minado; pero Quirós logró salir de la prisión fugando. "Borrás, un cómico natural de Buenos Aires, lo presentó a don Julián Morales y a mí (8), como el mejor guía que podía llevar a los pasados al cuartel general de San Martín. Aprovechamos de sus servicios, y nos sirvió perfectamente. Entregó las comunica– ciones en que, de acuerdo con él, se le recomendaba a San Martín, pero sin ocultarle sus antecedentes. Quirós contó su vida al gene– ral; le ofreció una enmienda completa, lo que cumplió; y le pidió armas para cien guerrilleros. Obtuvo la mitad de este número, y, con tan pocos elementos, a los dos meses consiguió tener dos– cientos hombres , bien armados y montados. Se venía a las goteras de la ciudad, tomaba bestias y armas, y muchos del campo se le allegaban" (9). (8) No se olvide que habla Mariátegui. (9) Anotaciones, pág. 43.

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