Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

328 GERMA LEGUIA Y MARTINEZ piedra en las pobres y pequeñas poblaciones que les eran rebeldes y hostiles ( 16). VII Provincias enteras levantáronse en contra de las fuerzas rea– listas, poniéndolas en verdaderos apuros, y extendiendo o ratifi– cando los éxitos que a su paso iban obteniendo las expediciones volantes de propaganda y de penetración. Tales fueron: en el inte– rior, la provincia de Cangalla, blanco preferente del odio hispano, por las hazañas que ya relataremos, y que en su seno practicaron los bravos morochucos; y del lado de occidente, las de Huarochi– rí, Canta y Yauyos. Esta última, sobre todo, merecería apellidar– se la Vendée del Perú; y, para probarlo en nuestro sistema de no hacer afirmaciones propias, que parecerían antojadizas; sino ba– sadas, del todo, en testimonios imparciales y respetables - apela– remos a la palabra del rígido y noble capitán, español de naci– miento por añadidura, que encabezó las expediciones referidas. Habla el insigne Arenales, relatando los hechos de su segunda campaña penetratoria y dice lo que sigue: " La inclinación de las montañas de los Andes es mucho más pendiente y precipitada hacia la parte del océano, que La del lado oriental, en que su descenso no excede, probablemente, del ter· cio de la altura total, a causa del inmenso terraplén central (17) en que se hallan las provincias más antiguas, más ricas y más po· pulosas del Perú". "La de Yauyos, situada en las pendientes occidentales, es parti– cularmente notable, por la imponderable aspereza y fragosidad de su territorio. Las quebradas son muy estrechas, profund~ y peñas· cosas; los caminos, difíciles y peligrosos; y hasta los mismos pue– blos se hallan en sitios tan ásperos y desiguales que no se puede llegar a algunos de ellos a caballo, siendo necesario desmontarse para subir a pie" "Los y myos, tan atrevidos y valientes como sus vecinos los huarochirís, permanecieron en estado de independencia desde que se sublevaron bajo la protección de la división libertadora (del mis· mo Arenales) en la campaña anterior (de 1820 ). Desde entonces sostuvieron su posición con tal ardor y coraje, que anularon las repetidas tentativas de los españoles para subyugarlos de nuevo, no obstante que, por sus tres sucesivas ocupaciones de la sierra, la (16) Arenales, Memorias cits., págs. 125 y 126. (17) La meseta de Junín.

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