Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
GUERRILLAS Y GUERRILLEROS 333 avisaron; determiné vengarme, y me vengué; quise servir a la Patria, y le traje caballos y mulas. El señor (señalando al comandante mi· litar de las partidas, Isidoro V illar) no los quiso recibir; por eso los regalo y los VP.ndo ... : -Véndamelos Ud: yo los compro.- A Ud., jamás, ni por mil pesos cada uno. El general español aparentó r10 querer insistir, ni tratar de corromper a quien reputó incorrup– tible; pero le repuso: - Yo ofrezco a Ud., a nombre del rey hacerlo oficial, y darle una renta a más de un obsequio, si devuelve los caballos.- Zárate se mantuvo firme; aseguró que nada quería, y que nada devolvería de lo que se había traído. Monet tuvo la de– bilidad de preguntar al guerrillero qué le había dado la Patria. Por contestación, Zárate, poniendo la mano derecha en la cruz de su sable, dijo: -' Esta arma para defenderme, y esta gorra de pelle– jo para abrigarme . .. - Monet volvió a Lima desengañado, sin sa– car la menor ventaja del paso falso que diera, habiendo conveni· do en que fueron paisanos los que tomaron los caballos, y no ha– biendo podido obtener de éstos la menor ventaja.- Pregunté ,: Zárate, cuando lo vi después, por qué había afeitado media cara a los españoles, y riéndose me contestó; - "En pampas abiertas, como las que tenía que. atravesar, es muy difícil arrear los caballoc;, porque se dipersan y se pierde tiempo en juntarlos; y yo quería que los soldados que dejaba (24) tardasen en llevar la noticia, pC!– ra que (los realistas) se demorasen en salir en mi persecución, y cada hora era para m í un triunfo. Los medio afeitados busca– rían en el pueblo (25) quien los afeitase por entero, y esto era lo que yo quería, como sucedió" (26). XI Lo dicho es suficiente para dejar acreditada la importancia, la oportunidad y la eficiencia de la acción desenvuelta por los natu– rales del Perú en pro de su libertad e independencia; acción tanto más apreciable y gloriosa, cuanto más espontánea y vivaz surgía desde las capas sociales más humildes, revelando un espíritu su– perior y una opinión tan extensa como arraigada. Mitre, en la relación que hace de la retirada de La Serna, no puede menos que confesar cómo esas guerrillas, tan menosprecia– das y preteridas por la historia, fueron las que, en las ásperas gar- (24) Porque el pequeño número de auxiliares que ocupó en la sorpresa no le permitía llevarlos consigo prisioneros . (25) De Ate, al O. de Lima . (26) Anotaciones, págs. 67 a 69.
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