Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
336 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ Perú, siguiendo el ejemplo del ejército (31), las hace dignas de la consideración del Gobierno; y, por tanto, he resuelto concederles las distinciones siguientes: - 1 ~. Todos los oficiales y soldados de las partidas de guerrillas llevarán una medalla al lado izwjerdo del pecho, con esta inscripción en el centro del anverso: "El valor es mi divisa"; y en el re~erso un sol en el centro, y el exergo es– ta inscripción: A las partidas de guerrillas. La cinta de que penda la medalla de los oficiales será de oro, y de plata la de los ...olda– dos.- 2~ Todos los individuos de las partidas de guerrillas que– dan exceptuados del servicio veterano, a cuyo efecto se les dará una papeleta, impresa y firmada por mí, que les sirva de resguar– do. 3~. Serán atendidos en sus solicitudes con preferencia, para los destinos o gracias que pretendan.- 4~. Perderán el derecho, a es– tas gracias los que desmientan con su conducta el amor a la disci– plina y al orden, que hasta aquí han acreditado. Imprímase y pu~ blíquese.- Dado en Lima, a 1<? de octubre de 1821 (2<:> de la libertad del Perú). San Martín.- B. Monteagudo". XIV Avanzando en el curso de esta Historia, veremos cómo los mon– toneros peruanos no desmintieron jamás esa noble conducta que, por el respetable testimonio del precedente decreto, habían observa– do hasta fines de 1821. Relataremos sus desastres, consiguientes a la destrucción de la división Tristán, fatal iniciación de la serie de golpes que, desde 1822 a 1824, infligieron los españoles a la causa de nuestra independencia. Presenciaremos el último y heroico sa· crificio de Orrantia, de Velazco, y de Quirós. Seguiremos a los de– más en su brega infatigable por 'la Patria. Y sólo palparemos, cons– ternados, esta única excepción: la del uruguayo Navajas, cuando presente ya en el Perú el libertador Bolívar y enfermo seriamente en Pativilca (1823), aquel valeroso guerrillero, segundo jefe del regi– miento de caballería Lanceros de la Guardia, sublevóse con éste en Supe, a sólo dos leguas de la mansión dictatorial; apresa al coronel Carlós María Ortega, primer comandante del cuerpo, y a1 goberna- (31) Se ve, por esta frase, que San Martín y Monteagudo, reinciden, a cada paso, en el error, voluntario o no, de suponer que la libertad del Perú había consumádose con la ocupación de Lima y la rendición del Callao y de sus fortalezas, no obstante de haberse escapado, íntegras, las fuerzas realistas, dejando planteado siempre, y no resuelto hasta tres años después, el proble. ma de la verdadera y decisiva emancipación nacional, pendiente aún de una muy larga serie de esfuerzos y sacrificios, tan dolorosos cuanto cruentos ...
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