Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

26 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ como ocurriera en lea, fueron dejados temporalmente por sus due– ños, para cederlos a los recién llegados. XI A semejanza de lo practicado en esta última población, y con– forme a las iiJJstrucciones generales de San Martín, Arenales ocu– póse preferentemente en el nombramiento de autoridades concor– des con el nuevo régimen, "que a competencia esmeráronse en sus atenciones y servicios a la división"; y dispuso la solemne decla– ratoria de la independencia; ceremonia que, en efecto, realizóse el 8 de noviembre, "con la mayor pompa y lucimiento, con misa de gracias, te-deum y formación de las tropas expedicionarias". Las diversiones a que el pueblo huamanguino entregóse con tal motivo, y en que dejó conocer la sinceridad de sus patrióticos sentimientos, prolongáronse durante dos días, con multitud de obsequios, halagos y consideraciones para con los corifeos patriotas, protagonistas obligados de esas entusiastas fiestas populares. Hecho todo 'ello, y antes de partir, el general divisionario cui– dó de despejar la senda de enemigos, pues era posible que le cerrasen el paso, o le persiguiesen y molestasen de cerca, aún sin combatir, las tropas de Recabarren, al parecer fugitivas por la sen– da del Cuzco (Andahuailas y Abancay); pero tropas que, en un mo– mento dado, podrían haber efectuado un movimiento de retroceso hacia el norte (por San Miguel o Iquiche), y convertido hacia el río Pampas, coadyuvando a la acción de cualesquiera fuerzas españolas enviadas a interceptar el tránsito. Había, sobre todo, que ocupar el puente colgante del río Má– yoc; punto principal, y hasta puede decirse único, por donde pu– diera producirse el peligro acabado de indicar. Con tal objeto, destacó Arenales una 'columna de quince granaderos escogidos, reforzada con valioso grupo de indios morochucos voluntarios, en– tre ellos un alcalde de pueblo "muy patriota y baquiano en esos parajes" (16); columna que recibió por jefe al valeroso teniente argentino don Francisco Borja Moyano. XII Habían, en efecto, los realistas guarnecido el referido puente con una compañía ligera de veinticinco hombres; y minádolo con (16) V. la nota 10 anterior.

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