Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

DE. ICA A HUAMANGA 27 pólvora, que el oficial correspondiente tenía instrucciones de ful– minar, en el momento mismo de aproximarse cualesquiera fuerzas patriotas. Moyana, que había emprendido marcha de Huamanga en la noche del 10 de noviembre, llegó con toda felicidad al punto de su destino en la madrugada del 11; y, sabiendo o sospechando el hecho de existir las enunciadas minas ( 17) , "marchó con toda la cautela y precauciones que pudo discurrir"; penetró en el puente "sin ser sentido; sorprendió al centinela, dejándolo muerto de un pistoletazo; y tomó prisionera a toda la guarnición, con sus armas , municiones y caballosn. Inmediatamente, el activo comisionado puso el suceso en co– nocimiento de su general, por comunicación que éste recibió la noche del mismo 11; y en la que, a la vez que confirmaba la exis– tencia de las minas, por declaración del oficial realista prisionero, asentaba modestamente que "la buena estrella que guiaba a las armas patriotas había querido coadyuvar al éxito deseado por es– tas"; cual era "asegurar el camino que la división debería seguir, y burlar los planes de los enemigos". Con esa seguridad alentadora, Arenales impartió órdenes para que continuase la marcha de la expedición, que, efectivamente, el día 12 de noviembre al amanecer, abandonó, camino del norte, sus acantonamientos suaves y risueños de Huamanga (18) . (17) Dice Roca terminantemente que el oficial patriota "fué informado de esa circunstancia". Opúsc. R ev. y vol., cits., pág . 394 . (18) El termómetro, en Ayacucho, jamás sube de 22~, ni baja de 15; de modo que la temperatura, en esa población, es, en todo tiempo, agradable.

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