Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

FUERZAS REALISTAS DEL CENTRO 31 renzo de Valle-Umbroso, don Pedro José Zavala y Bravo de Rivero; escuadrón que, llegado a Cañete, y sabida la retirada de Químper sobre lea, detúvose y permaneció en Cañete y en Lunahuaná; y 2~ la apodada "<livisión de vanguardia" (a que también deberían per– tenecer el escuadrón de Valle-Umbroso y los cosacos de Químper), comandada por el brigadier irlandés don Diego O'Reilly, y com– puesta de las milicias disciplinadas del valle de Carabaillo y del escuadrón de línea Dragones del Perú; división, ésta, que se detuvo, a espaldas de Valle Umbroso, en el pueblo y los alrededores de Lurín. VI O'Reilly, entre otras jnstrucciones, tenía la de replegarse a Lima, inmediatamente después de tener noticias del desembarco de San Martín, con destino a la zona norte, como ya se anunciaba a Pezuela, en octubre, por los espías y agentes realistas de Chincha y Pisco. También se anunció al virrey (por el propio O'Reilly) la salida de la división Arenales al interior; sólo que Pezuela no <lió crédito al anuncio; y, cuando éste se confirmó vió bona fide del propósito mismo y de sus proyecciones, juzgando un verdadero acto de Io– n ira, reñido con toda estrategia, aquella internación por regiones y pueblos desconocidos; acto imprevisor, ciego y tem 0 raric, c0n– denado, decía, a fracasar por sí mismo o a desvanecerse con muy pnco esfuerzo. Vista, luego, la osadía de aquellos invasores, su pase. firme, su objetivo cierto, y los éxitos favorables que comenzaban a cose– char en la atrevida senda, no dejó el gobernante adormecido ac ponerse en serio cuidado, y de tomar, por eso mismo, providencias conducentes a aplastar la expedición. Con tal objeto, desprendió primero, a Jauja, tres compañías milicianas (de la propia provm cia) a la órdenes del capitán don Pedro Cárdenas; despidió en se– guida la división O'Reilly al Cerro de Paseo; división esta vez cons– tituida por el batallón Victoria (su jefe, el reputado coronel don Manuel Sánchez); y por las milicias de Carabaillo ya citadas, co– mandadas por el futuro gran mariscal, entonces teniente coronel graduado, don Andrés Santa Cruz, ya disgustado del servicio en el jército real - engrosadas y reforzadas por la incorporación, en filas de algunos veteranos del Dragone del Perú. Simultáneamente, camino d 1 Cuzco a Huamanga, y proceden– te de la división Ramírez estacionada en Arequipa y del aguerrido

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