Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

FUERZAS REALISTAS DEL CENTRO 39 XV Ya en los suburbios de la población, vieron los patriotas di– rigirse en su busca, a gran galope, a un individuo perfectamente montado, que, pidiendo hablar con el jefe de la columna, y llevado a la presencia de éste, impúsole de que, conocedores de su apro– ximación, los realistas habían abandonado la ciudad con dirección opuesta siendo, agregó, seguro que aquellos se encontrasen muy cerca todavía, pues no hacía una hora que la habían evacuado. La– valle agradeció el avjso del patriota, y precipitó el paso. Se entró en la población, silenciosa y desierta, y se llegó a la plaza de armas. Eran las siete y media de la noche. Se echó pie a tierra para descansar. "En el acto, dice Roca, abrióse la puerta de caUe de una gran casa, que se hacía notable en uno de sus frentes (23), de donde salió un caballero, montado en hermoso caballo, el cual se presentó al mayor Lavalle, ofreciéndole, con las más po– sitivas muestras de entusiasmo y enternecimiento, sus servicios, su persona y sus intereses; añadiendo que, a los pocos minutos, se le reunirían ocho o diez hombres más, bien montados, armados y municionados, a su costa; los que había estado preparando, desde que tuvo noticia de que se acercaban las tropas libertadoras; y todos resueltos, como él, a sacrificar su vida en defensa de la Pa– tria". Lavalle encomendó incontinenti al notable vecino los prisio– neros capturados en Ataura; encargóle "su conserv~ción y custodia en el cuartel, en la cárcel, o en alguna casa segura, hasta su vuelta"; y, resuelto a no dormir ni sosegar, mientras no consumase el co– metido que su general le había impuesto tomó disposiciones para seguir en persecución de Montenegro, hasta embestirlo y desbara– tarlo. Esos hombres de bronce, salidos de Pampas al amanecer; no obstante la enorme jornada vencida, no menor de diecisiete leguas; exentos sin embargo de cansancio y de fatiga aplaudieron la deci– sión de su jefe, y volvieron bridas en sentido norte, seguidas por respetable grupo de patriotas jaujinos, que quisieron, a capricho, participar en la jornada. (23) Dícese que esa casa hacía esquina, y que, según la confirman nues– tros datos, el patriota de que se habla en seguida era el jefe, entonces, de la familia ...

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