Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
532 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ sobre Huanchaco, a las órdenes del segundo jefe de aquel cuerpo, teniente coronel graduado don José Nicolás Arriola (11). VII No podía el ministro de la Guerra haber hecho designación más acertada para conducir los refuerzos que del norte se le pedían. Sol– dado en toda regla, probado y comprobado en las ya largas y san– grientas lides de la libertad, Arriola llevaba, con su fuerza, gente toda veterana y escogida, un gran caudal de destreza y de experiencia, adquiridas en el ejemplo de sus jefes y, sobre todo en el campo de batalla. Bajo de estatura, trigueño de color, y con un rostro ilumi– nado por ojos tan profundos como negros, su figura resultaba, a la par, simpática y respetable, tan resplandeciente de dignidad como de bondad y de modestia. De "trato correcto", era, con todo, "hom– bre de muy pocas palabras"; palabras que, según uno de sus bió– grafos, representaban "promesas de valor". Su bondad ingénita no excluía el carácter, que era en él todo firmeza; y, siempre estricto en el cumplimiento del deber, comenzando por llenarlo férreamente él mismo, seguíale un prestigio indiscutido de organizador inteligente y de gran disciplinario. Todo ello infundía confianza plena en sus sub– alternos, que le querían y le respetaban a la vez. Había nacido en Corrientes (República Argentina) en 1793; y tenía, en consecuencia, veintinueve años. En 1810 inició su carrera de soldado, como alférez de la compañía de granaderos comandada por el capitán don Angel Fernández Blanco; y bien pronto, en 1811, 1813, 1814, etc., concurrió al prolongado sitio de Montevideo con el ejército del general Rondeau. A pedido suyo, y quizá secretamente atraído por el presentimiento de futuros laureles, o por la nombra– día del ya reputadísimo gobernador de Cuyo, se proveyó su traslación al ejército que a la sazón este último organizaba en Mendoza; y fue así cómo ingresó en el batallón número 11 de los Andes, a la sazón mandado por Las Heras. Era esto en 1815. En 1816 fue ascendido a capitán por San Martín, "por su dedicación" al servicio. Pasó los Andes con Las Heras por Uspallata; se batió el 25 de enero en Potrerillos y el 4 de febrero en Hornillos (donde se cubrió de gloria con una carga a la bayoneta ponderada por sus jefes); y salió siem– pre con honor y brillo de todas las otras acciones, asaltos y batallas campales empeñados en Chile por los argentinos libertadores de es– te país, a saber: Chacabuco, Curapaligüe, Cerro del Gavilán, Talca- (11) Sabemos que primer jefe del 11 era el coronel don Ramón Dehesa, perteneciente, como Arriola, al ejército argentino o Ejército de los Andes.
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