Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
534 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ Por supuesto que, al paso de esos soldados aguerridos por la hermosa población que presenció la caída y el martirio de Atahual– pa, el gobernador Pebres Cordero no pensó ya, un instante más, en el plan que acariciaba y desenvolvía, de acuerdo con los gobernado– res o tenientes de gobernador de Chota, Huambos, Cajabamba y de– más partidos del departamento; y que consistía en levantar numero– sas montoneras, con qué resistir, en alguna forma, el empuje de los realistas moyobambinos, a quienes creía nuevamente en marcha ha– cia occidente, y hasta presumía, sin la menor duda, triunfadores (15). IX Llegó Arriola a Cajamarca el 18 de julio y, dado el conveniente desahogo a su gente, continuó ruta el 22. El 31, descansadamente, en– tró en Chachapoyas. Egúsquiza, que era un verdadero patriota, recibiólo cariñosa y atentísimamente, sin mostrar el mínimo resentimiento por su pos– posición; antes bien, sinceramente gozoso de descolgar sobre ajenos hombros su inmensa responsabilidad; y satisfecho de seguir sirvien– do a su patria y cumpliendo su deber, a las órdenes de tan bravo y tan distinguido jefe como Nicolás Arriola. Dio a su superior todo género de facilidades; secundóle leal y abnegadamente hasta con– quistarse, como ya veremos, toda su estimación, toda su confianza, y hasta su admiración y su respeto. Ese noble ciudadano, a quien his– toriógrafo alguno ha rendido el tributo de alabanzas a que tiene de– recho; cuyo mérito y cuyo nombre nadie, hasta ahora, ha mencio– nado siquiera, dio por cierto, en aquélla, como en otras oportunida– des, clara muestra de las grandes virtudes que adornaban su eleva– do espíritu; virtudes que ahogaron siempre cualquiera explosión de orgullo o de engreimiento, disculpables tal vez en hombres de su ri– queza y de su cuna, altamente distinguidas en la provincia de su na– cimiento (16). Cierto, también, que son muy pocos los superiores (15) Op. et vol. cit., pág. 280. (16) Vio la luz este prócer en Cajamarca, donde residía su familia toda, española de origen. El mismo nos lo cuenta en la nota que, con fecha 7 de junio, dirigió desde Celendín al presidente Martínez, relatándole lo acaecido en cierta junta a que por él fueron convocados los vecinos de ese lugar, "a fin de que, dice, se prestaran voluntarios a conducir el armamento, llevando un fusil cada uno; con el doble objeto (agrega) de que los de la provincrn de Chachapoyas se entusiasmaran en vista de este ejemplo; y el de que, así para la marcha como para la retirada en caso urgente, se facilitara la con– ducción, y redimirnos del voluminoso peso de los cajones, en unos caminos
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