Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

538 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ "El pueblo fue ocupado, y sus tímidos habitantes (que se ha– bían escondido en los montes) presentáronse voluntariamente y ofre– cieron sus servicios al comandante" (23). Para continuar sobre Moyobamba -a donde, con razón, juzgó que irían a refugiarse y sostenerse los vencidos- Arriola aguardó a tener exacta idea de las fortificaciones seguramente instauradas por los mismos a la opuesta orilla del Tonchima o Bagazán; río nave– gable, tributario del Mayo o Moyobamba por la izquierda, y que ne· cesariamente había que esguazar. Resolvió, en consecuencia, dar des– canso a sus tropas y una tregua a las operaciones, cuyo éxito favo– rable ya no era de poner en duda; y se detuvo diez días en Rioja, acantonamiento bien poblado, abundante y risueño, que se ofreció a los triunfadores como un verdadero oasis. XIII Los fugitivos, entre tanto, congregábanse en el pueblo de La Ha– bana, próximo también a la capital de la provincia y emplazado, al sur de ésta, entre los ríos Tonchima e Indoche, más allá de otro lu– garejo nombrado La Calzada. Supo Arriola que alcanzaban todavía a unos seiscientos indivi– duos entre fusileros y lanceros; y, comprendiendo que nada signifi– caría la ocupación de Moyobamba teniendo cerca ese foco de resis– tencia, resolvió, una vez descansada y repuesta su división, ir en pos de aquellos realistas renitentes, embestirlos, y, si fuese factible, aniquilarlos. Movióse, pues, de Rioja el 22, dejando la ciudad de Moyobamba a su izquierda; y presentóse el 23 a las puertas de La Habana. Allí esperábanle rabiosos los tres veces aplastados insurgentes, poseídos de aquel infernal arrojo que infunde la desesperación. No sólo el poblado estaba lleno, literalmente erizado de atrincheramientos; sino que habían los adversarios levantado cinco de éstos, extensos y for– midables, entre La Habana y el Indoche a fin de hacer carísima su pérdida y defender el terreno palmo a palmo. Así ocurrió en efecto. La resistencia resultó tan larga, tan seria y tan heroica como la acometida, que hubo de dilatarse varias horas, para dar la acción por acabada. Cárdenas y Quiles, que en todas oca– siones ostentaron tenacidad y valentía superiores, dignas en verdad de mejor causa, batiéronse furiosa, desaforadamente, de trinchera en trinchera, de calle en calle, poniendo fuego a la desventurada pobla– ción a medida que en ella iban retrocediendo, empujados sin inter- (23) Id . id .

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