Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

CAMPARA TERMINAL, DEFINITIVA, DE LA INDEPENDENCIA NOR PERUANA 541 de aquellas gentes venían, asimismo: 1<.> el batallón número 1 del Perú, ya debidamente organizado con hijos de Trujillo, Lambaye– que y Cajamarca; y 2<.> otro escuadrón de húsares, formado, con ne– gros y mulatos de Lambayeque y Pacasmayo, por el capitán de ca– ballería don Lorenzo del Valle (29). XVI Todo el norte del Perú quedaba por la independencia. La campaña y la contrarreacción patriota de Mainas habían aca– bado gloriosamente; y las fuerzas a ella enviadas desde Lima con Arriola, reentraban en esta capital, ejercitando la conducción y vi– gilancia de los cuerpos que quedaban enunciados en el párrafo precedente. Por lo que hace al ilustre vencedor de Rioja y de La Habana -de quien ya no volveremos a tratar sino de modo ocasional y se cundario- diremos, redondeando el cuadro de su noble vida, que, ascendido a teniente coronel efectivo (como ya se expresó) pasó, siempre en el 11 de los Andes, al llamado Ejército del Centro, co– mandado por el general Martínez. Producida en el Callao la negra traición de los sargentos Oliva y Moyano, Arriola tornó a Trujillo, a ofrecer sus servicios al Libertador. No obstante la ojeriza con que éste contempló siempre a los militares del Ejército de los Andes, y que ocasionó la separación y vuelta a su patria de jefes y oficiales tan distinguidos como Pereira, Ron, Cruz, Vega, Beltrán, Balbastro, Pieres, Herrera, Espejo, Troncoso, Salas y Olazábal, Arriola fue de los que -soportándolo todo, prevenciones, posposiciones y desaires, a fin de no dejar incompleta la magna empresa que los había traí– do- continuaron en el Perú, para sostén y en servicio de su causa; como Necochea, Guido, Soler, Martínez, Correa, Suárez y Olavarría. Nombrado ayudante de campo del general don Cirilo Correa, hizo en esa condición las dos memorabílisimas campañas de J unín y Ayacucho. El 17 de noviembre de 1824, en un reconocimiento lle– vado por los patriotas sobre la vanguardia del adversario, Arriola cayó herido y prisionero en una emboscada. El 9 de diciembre, mu– cho antes de acabar la batalla que afirmó la redención de todo un mundo, Arriola consumaba una verdadera hazaña, rindiendo al ofi· cial del destacamento que lo custodiaba sobre el mismo campo, y capturando así una mitad íntegra de caballería, que, en número de (29) Estos húsares no eran los presentes vencedore~ de Junín, también organizados en Lambayeque por el comandante don Eugenio Aramburú, y que ya habían llegado a Lima con anticipación, según se dijo en su lugar.

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