Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
BERMUDEZ Y ALDAO.-DE ICA A HUANCAYO 547 sácea túnica de San Francisco, despidiendo a diestra y siniestra man– doles como rayos, derribando y matando a cuantos enemigos po– níanse delante.- "Es, dijéronle, el capelJán del cuerpo, R.P. Fr. José Féliz Aldao".- "¡Buena laya de fraile! exclamó el coronel, ante quien, instantes después, constituíase Andao cubierto de polvo, en– cendido y desgreñado, salpicado de sangre, en pleno anhélito, cansa– do y sudoroso, arreando a un par de prisioneros españoles. Ascendido, allí mismo y de golpe, a la clase de teniente, colgó desde esa fecha la vestidura talar, e incorporóse, ya con su mando, en uno de los escuadrones del Granaderos, en cuyas filas distinguió– se por su espontaneidad y arrojo en todas partes. El 4 de abril de 1818, alcanzó en Maipú la clase de capitán efec– tivo, en la cual, y con su cuerpo, vino, en agosto de 1820, en la expe· dición libertadora del Perú, para dejar aquí como en todos los pun– tos por donde pasó, rastro de heroísmo y de perdición, de alabanza y vituperio a la par, como hombre que fue "de fuerte voluntad" y "de pasiones violentas" en todo orden; de esos que, "en tiempos de revolución, adquieren celebridad equívoca, uniendo las glorias del guerrero a una vida de escándalos" (3). III La fuerza dejada en lea por Arenales para base de la "división del sur" tenía por objeto: conservar aquel territorio, próximo a ser abandonado por San Martín; resguardar la retaguardia de la división penetradora lanzada sobre el corazón del virreinato; llamar la aten– ción y reduplicar los cuidados e inquietudes del ejército realista de la capital; redondear la periferia de asedio e incomunicación de esta última en la dirección del mediodía (hostilidad desde entonces ya planeada por San Martín), para doblegar por el hambre y la deses– peración a esa amurallada y opulenta sede del dominio español; y estorbar la convergencia de las tropas de refuerzo (anunciadas ya como cercanas) procedentes del Cusco y Arequipa. Aumentáronse las primitivas hileras de Bermúdez con algunos desertores de las del rey; con los dispersos vagabundos de las accio– nes de Palpa y Acarí, acciones, si parciales y secundarias, grande– mente ventajosas, porque habían deshecho y desparramado en las proximidades la división española de vanguardia comandada por el atolondrado Químper; con buen número de esclavos de los fundos intraiqueños, todos afectos a la causa promisora de su manumisión; (3) Lorente, op. cit ., vol. V, pág. 364.
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