Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

RICAFORT 555 ce que éste consumara a lo largo de los actuales departamentos mediterráneos de Apurímac, Ayacucho y Huancavelica; sólo que esa marcha, por lo inmenso de las distancias, por lo escaso de cier– tos recursos, por las dificultades del terreno y las hostilidades cre– cientes de los indios, casi todos partidarios de "la insurrección contra los blancos españoles, crueles y opresores" -aspecto úni– co, capital, que aquellos desventurados contemplaban y compren– dían en la lucha por la emancipación americana- hízose lenta, du– ra y fatigosa; duró mucho más tiempo del que todos presumían; dio espacio suficiente para la destrucción total de la división O'Rei– lly en el Cerro de Paseo; se prestó a un cuasi desbande, por la multitud de deserciones (7); y desbarató, en consecuencia, la fi– nalidad esencial de la marcha misma y de sus largas proyecciones estratégicas. Si los indios, de un lado, y Bermúdez de otro, hubiéranse uini.– do con las fuerzas del vencedor de La Florida 1 concurriendo, en cualquier forma, a las maniobras y arranques estratégicos de aquel guerrero valeroso y capitán experto, seguro es que los realistas habrían sido aniquilados en pleno viaje al centro, antes de auxi– liar a la capital amenazada; y el ejército de Asnapuquio, privado de los refuerzos que ansiosamente aguardaba del Cusco y Arequi– pa. Y Arenales maniobrando sobre el Pampas y el Mantaro, habría cortado el paso y batido a Ricafort, como lo propuso terminan– temente al cuartel general, objetando la retiraca sine causa y el (7) Asegura Torrente que "compuesta la división de reserva de Arequip~, de gente de la costa, naturalmente floja y viciosa, quedó en esqueleto cuando fue puesta en acción", cosa que cesó, agrega, cuando en Andahuailas reunié.. ronsele "el acreditado batallón de Castro y el no menos bizarro escuadrón de Granaderos de la Guardia".- Op. cit., t. III, pág. 50.- Camba, por su parte, afirma que "la división procedente de Arequipa experimentó muchísima baja, ya a causa de la naturaleza áspera del terreno por donde transitó; ya, ta:rn. bién, por la incontenible tendencia de los peruanos a la deserción".- Memo~ rias cits., t. I, pág. 346 .- Bulnes, en fin, refiere lo que sigue: "Los indígenas, que formaban la mayor parte del ejército de reserva de Arequipa, huían bo– tando las armas, aún corriendo el peligro de ser asesinados por sus propios compañeros. El campamento tenía que ser rodeado por guardias seguras, que, como cerco humano, impidieron la fuga de aquellos voluntarios, que espiaban ansiosamente todas las rendijas. Los indios se arrojaban en las quebradas profundas del camino, por senderos intransitables para cualquier hombre civilizado; o se escapaban en las marchas o alojamientos".- Op. cit., t. II, págs. 42 y 43.- "La deserción, añade este último autor, debió ser tan general, que Ricafort sólo llegó a Andahuailas con poco más de mil ho:rn. bres".- Id. id., pág. 44 .

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx