Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
556 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ mandato de reincorporación expedidos primero y revocados des– pués, tarde y ya a destiempo por el general San Martín. Sea de ello lo que fuere, lo resultante fue que, una vez des– cendido Arenales a la costa por la vía setentrional de Canta, en pos del grueso del ejército patriota, avanzado a la sazón hasta Retes, no quedaron, sobre el plano central del territorio, para en– cararse contra los realistas procedentes del sur, más que las aglo– meraciones de indios, resueltos, pero inofensivos de la zona; las tropas, ni numerosas ni aguerridas, de Ote~o; y las milicias biso– ñas de Bermúdez y Aldao, estas últimas unidas y acantonadas en Huancayo, donde, obligadas a largo descanso, por la ,dilatada ca– minata consumada desde Ica hasta su actual acantonamiento, de– dicáronse a aguardar la aproximación del enemigo. V Mariano Ricafort y Palacín de Abarca, brigadier de los reales ejércitos, era un aragonés de origen y de lil.acimiento, enérgico y testarudo como tal, nastuto, vigilante", infatigable, y, más que du– ro, cruel, "implacable en su rigor"'. Pertenecía, como Carratalá, Ramírez (Mateo) y otros jefes peninsulares que ya conocemos al grupo de los que decían y pre– gonaban que la revolución no acabaría nunca, si no se la ahoga– ba en fuego y sangre. De ahí la frecuencia con que manchó su nombre con inauditas atrocidades. Venido a Venezuela en el ejército del general Pablo Morillo (1815), fue, poco después, enviado con determinados refuerzos al Perú (8); y llegó al Callao en setiembre del propio año, pasando inmediatamente a ejercer la presidencia del Cusco y luego la de La Paz (1816). Secundado en esta población por su colega, el teniente co– ronel don José Carratalá, émulo suyo en el empleo de trágicas re– presiones, y al cual constituyó en presidente de un terrible ''Con– sejo Militar", marcó su paso con multitud de ejecuciones san– grientas, en que, con el azote y la horca, se utilizaron la mutila– ción y el descuartizamiento. Desde el 6 de noviembre de 1816 hasta el 16 de enero de 1817, esto es, en un lapso de setenta días, castigóse a no menos de ciento cuarenta individuos por "insur– gentes", ora tildados de servir de agentes secretos a los patriotas, ora por ser o haber sido, jefes de guerrillas. Los días de su ad- (8) La división Pereira.
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