Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

RICAFORT 563 que los españoles no llegaron a una decena ( 13), si bien hubo ma· yor número de heridos y contusos, todos a piedras. Por supuesto que las indiadas deshiciéronse y fugaron, per– diéndose, ya sin posible reacción, allende las alturas circundantes. Cansados de aquella degollina de inocentes, los vencedores avanzaron lentamente por el valle y entraron en Cangalla; villa bas– tante floreciente a la sazón, cuyos habitantes habían fugado a los bosques y a fos cerros, seguros de que, si permaneciesen en pobla– do, serían víctimas evidentes de la furia del invasor. Inmediata– mente los soldados, a la vista y con la autorización de sus supe– riores, entregáronse a un saqueo general, que duró cuarenta y ocho horas, esto es, del 2 al 4 de diciembre Cuando nada faltaba por robar o destruir, pegóse fuego al caserío, cien veces aniquilado por la cólera hispana, y otras tantas rehecho por el paciente celo y el sacro amor de los cangallinos, cada vez, por esa misma causa, más aferrados a la causa de la independencia. Descansaron los incendiarios dos días más, hasta el 6, fecha de la victoria de Arenales sobre O'Reilly en ei Cerro de Paseo. Par– tieron de regreso el 7, y llegaron a Huamanga el 8, satisfechos de los crímenes perpetrados, sin duda "por lo despreciable" de las pobres víctimas; y en extremo orgullosos y campantes por aquél que para ellos resultó un innocuo paseo triunfal ... (13) Esto, a pesar de que, en los documentos de los vencedores, díjose que no hubo más muertos en el campo español, que . . . dos caballos. - V. los documentos de la Bibl. Paz Soldán, núm. 79 .

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