Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
ACCIONES DE PONGORA Y DE HUANCAYO 565 II Era aquella una tropa miliciana desprendida de las que Otero, por orden y advertencia provisoras de Arenales, tenía,. en pequeños pero escogidos grupos, desparramados desde Huancayo y Pampas hasta Huanta, a fin de observar -a lo largo del Mantaro- los movimientos de los españoles, y hostilizar en lo posible a Ricafort, en su avance sobre Paseo o sobre Lima. Ferraz, retrocedió en apariencia, pero para adelantar de nuevo por distinta ruta, en que habían sus guías indicádole la existencia de vados perfectamente practicables y muy poco conocidos. Por uno de esos vados esguazó el Pongora, repleto a la sazón por las frecuentes y abundantes lluvias de la estación, y que la ex– perta caballería española venció a nado. Horas después, con no po– ca sorpresa de los milicianos independientes, interpusose Ferraz entre éstos y la población de Huanta, copándolos del lado de la úl– tima, y dejándolos simultáneamente imposibilitados de evadirse por el extremo sur, porque en esos mismos momentos comparecían a lo lejos las descubiertas de la infantería de Ricarfort. Estimulados, ante aquel doble peligro, por el ejemplo de arrojo y de firmeza del oficial que los mandaba, cuyo nombre, por desgracia, hase perdido para la historia, mantuviéronse a pie firme y batiéronse largamen· te como leones sin flaquear un solo punto, hasta dejar a diez de sus compañeros tendidos sobre la tablazón del puente, y no tener ya munici()[les que quemar, por haberlas consumido todas. Los veinte sobrevivientes cayeron prisioneros, y fueron en se– guida fusilados, hecha excepción de su bizarro teniente, quien, hun– diendo los agudos espolines en los ijares de su bruto, lanzóse y per– dióse, a grandes saltos, por entre las arbo1edas y matorrales del cercano bosque, sin que después supiérase jamás su paradero. Entre tanto, Bermúdez y Aldao, por la vía sinuosa e irregular que ya conocemos, en pos de incorporarse en el grueso de la divi– sión de Arenales, habían con su desmedrada columna, entrado en Huancayo, el día mismo, según ya se expuso (8 de diciembre), en que llegaba a esa ciudad la noticia del triunfo del Cerro, o sea en la propia fecha en que Ricafort tornaba a Huamanga, vencedor en las pampas de Cangallo o Chupasconga. Los dos jefes patriotas, tras los dolorosos contratiempos de Córdoba y Tivillo. habían avanzado, fatigosamente, por la orilla derecha del Jauja, esto es, camino de Acobamba, Acoria, Conaica, Moya y demás pueblos emplazadas a ese extremo del gran río, no sin sufrir la repentina hostilidad de los
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx