Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

568 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ modos, no obstante la terminante prohibición hecha al respecto por Arf'nales (8), ocupóse en reconocer el campo contrario, y en cal– cular, más o menos, sus efectivos, para lo cual, "con una partida de b11.ena caballería", atravesó las cinco leguas mediantes entre Hua– yucachi y Acostambo, encontrándose con que "la densa humareda que se levantaba" del segundo de esos pueblos, "incendiados por el enemigo, no le permitía tomar, por lo que hacía a su número y ca– liand. otra idea que la (no engañosa por cierto) de ascender aquel a dos mil hombres, cuya cuarta parte debería ser la única tropa útil para un combate" (9). En este falsísimo concepto -que, sin duda influyó más que otros cualesquiera en decidirlo a detenerse y a luchar- tornó Aldao a Huayucachi, ya de noche, y entregóse a los preparativos de la ba– talla que proyectaba empeñar el día siguiente. Pero no pensaron ni habían resuelto lo mismo sus subalternos, que rodeábalo su actitud laudabilísima en el encuentro de La Guardia Vieja, y por el que obsequiábanle sus glorias de Chacabuco y de Maipú, no encontró en Otero dificultad, ni siquiera repugnancia para sometérsele, como se le so– metió, inmediata, gustosa, patrióticamente, con todas las fuerzas que el dicho Otero acababa de organizar en Jauja y en la ciudad de su residencia. (8) Dice éste, expresamente, en su Memoria histórica, que "instruído de las marchas de Ricafort no menos que de sus fuerzas y designios, así por los partes de B ermúdez como por las correspondencias interceptadas, previno a esos jefes (Bermúdez y Aldao), desde Paseo, que continuaran retirándose sobre él, y que evitaran todo encuentro decisivo, a fin de que, reunidas ambas divisiones, forzasen luego a Ricafort a un ataque, cuyo éxito no era ya de temer para los patriotas''. Op. cit., pág. 58, ed. Vaccaro, Buenos Aires, 1920.– Añade, después, que "hubo (del 6 de diciembre, fecha del triunfo del Cerro, al 29, en que se trabó la acción de Huancayo) bastante intervalo para que Ber– múdez hubiese emprendido una retirada cómoda, salvando los elementos de guerra y alejando los recursos; o para que él (Arenales) hubiese tomado me– didas de resistencia, regresando o escogiendo la posición más conveniente". Pero, concluye "esta división (Bermúdez-Aldao) no dependía de las órdenes de Arenales, y éste no debía aventurarse a combinaciones que estaban fuera de su responsabilidad, mientras que el sentido de sus instrucciones y de las órdenes que recibió en aquellos días, lo obligaban a continuar su marcha en busca del cuartel general, que es donde recibió la noticia del descalabro de Huancayo".- Id. id. pág. 59, nota. (9) Este último cálculo sí fue un engaño, porque la fuerza verdadera.. mente veterana de Ricafort estaba constituida por las tres cuartas partes del total, y no exclusivamente la cuarta calculada por Aldao. Las fuerzas ya pues– tas entre comillas, y las que en tal forma vengan después, son tomadas tfel parte pasado a San Martín por dicho Aldao, fechado, como ya se dijo, en Concepción, el 29 de diciembre. Ese parte es el doc. MS. núm. 46 de la Bibl. Paz Soldán.

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