Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
692 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ IV Defiriendo a las instancias, veladas primero, exigentes y francas después, de quienes, en tomo de La Serna, pregonaban la urgencia de imprimir mayores eficiencia y actividad en las operaciones béli– cas, proveyó, por acto propio, la constitución de una llamada "Junta Directiva de Guerra", encargada de disponer todo lo conducente y necesario para el aludido objeto. El reglamento de aquella corpora– ción, trazado en pleno acuerdo con los lasemistas, envueltos en el manto ostensible de las necesidades y de los anhelos patrióticos, con– cibióse de modo tal, que el representante regio quedaba convertido en un figurón fantasma. En vez de organizar un instituto meramen– te consultivo, que iluminase y encauzase certeramente la acción del funcionario supremo, diose vida a una entidad independiente, 5emiso– berana, cuyas deliberaciones adquirían el carácter de verdaderas decisiones, inobjetables y definitivas. En esas deliberaciones el vi– rrey tenía voz, pero no voto; ya que La Serna había sido nombrado presidente de la Junta, como general en jefe del ejército; y, si el vi– rrey podía concurrir, nada se reservaba en esas decisiones por pro– veer. Sin embargo todos los miembros de la Junta, virrey inclusive, estaban obliga dos a cumplir, sin observación ni réplica, los dictados de la mayoría; mayoría formada, en rigor, por los adversarios de Pe– zuela, que apenas si contaba con la benevolencia de La Mar, de Lla– no y Nájera y de algún otro jefe; en tanto que eran lasernistas fu– riosos y ciegos, Canterac, Valdés, Loriga (secretario de la Junta) y casi todos los vocales de ésta (9). Simple ejecutor de los dictados de sus subalternos, Pezuela era, con todo, quien, en ese papel pasivo, seguía asumiendo toda la responsabilidad, en su carácter de capitán general de las fuerzas existentes en el Perú; mientras que los "ver– daderos árbitros" de la situación, como se los ha llamado con justi– cia, permanecían, entre bastidores, exentos de la menor imputación, en cuanto a las medidas que dictaran, fuesen o no acertadas. Con después de lo copiado, agrega: "Lo tengo muy presente, con su grande unifor– me, seguido de todo su E.M., de rodillas en el pavimento de la iglesia del pueblo, y al parecer, muy devoto".-Artículo del referido Guido (intitulado La sorpresa del Tejar, apud Revista de Buenos Aires, t. II , núm. 6, pág. 167. (9) El personal completo de esta junta era el siguiente: presidente La Serna; vocales, Canterac, La Mar, Llano y Nájera, Vacaro y Feliú; y secreta– rio, Loriga. Total: siete.- Más adelante, al relatar lo ocurrido en el acuerdo -consulta de deposición, se detallan los nombrs y cargos de cada uno de aquellos miembros que nos son menos conocidos. - V . el párrafo IV d 1 siguiente capítulo.
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