Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
698 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ cución, que ven a aquél de personas sospechosas a los buenos, si no .declaradamente, por enemigos de la nación; cuando ven próxi– mos a una completa ruina. el virreinato, y con él la América toda, y ajado el pundonor nacional; cuando se ven dirigidos por un go– bierno que carece de energía en sus providencias, de subsistencia en sus planes, que no disfruta de concepto alguno en d ejército ni en los pueblos, y que, por lo tanto, no es respetado de nadie; cuan– do ven, en fin, inevitable la pérdida de estos paísf;:s y comprometida su existencia política y las de sus subordinados, creen que no cum– plirán con los deberes que les impone su destino para con éstos, para con el monarca .de quien dependen, para con la nación a que pertenecen y para sí mismos, si callasen por más tiempo, y permi– tiesen la continuación de los males que nos aquejan y se aumenten los peligros que nos rodean". "Un enemigo inferior en fuerzas y recursos desem·barcó en nuestras costas, confiado más en la apatía e ineptitud del Gobier– no, que en la opinión que le favorecía; un hombre inexperto, de ningunas aptitudes m·orales, se pone a su frente para impedir sus progresos; comisión interesantísima, delicada, y digna por lo tan– to de más madurez y seguro consejo. El enem·igo progresó cuanto le permitía el país; se proveyó de caballos, víveres y reemplazos; su establecimiento en tierra se hizo con la misma tranquilidad que se pasan los límites de una provincia a otra; quedaron nulas las bue– nas disposiciones y patriotismo de virtuosos ciudadanos, resuel– tos a el último sacrificio; fuéronlo éstos de un modo que aún arran– ca lágrimas a los buenos; y Químper (de quien hablan loe; jefes que suscriben) concluyó por entregar sus tropas al enemigo, en una vergonzosa sorpresa; resultados, todos inevitables, de una elección tan descabellada, que empezaron a animar al enemigo, a alentar a los malignos, y a intimidar a los buenos, con el ejemplo de sus com– pañeros sacrificados a la impericia y poco cálculo del gobierno". "Una parte del ejército enemigo se desprende sobre las provin– cias interiores. Contaba aquél con la opinión decidida de los pue– blos, quienes, con el seguro apoyo de alguna de sus primeras auto– ridades, sospechadas de todos, menos del Gobierno, ha tenido la desgracia de ver todo de distinto modo que los demás. Nada más necesario que evitar sus adelantos, y librar al interior de su subver– sión completa; pero la apatía e inexperiencia hizo que se tuviese, en más de un mes, noticia alguna de semejante movimiento. Are– nales estuvo en la raya del Cusca; amenazó al ejército mismo en su existencia y comunicaciones; y, a no ser por combinacione feli-
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