Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
710 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ jefe del ejército de Lima, al predicho Excmo. Sr. La Serna, y, su– cesivamente, se irán practicando las diligencias oportunas para que se haga cargo de las demás atribuciones del virreinato.– Pezuela.'' V Entr etanto, deliberada la Junta como ya se dijo. En esa deli– beración, La Serna, cuidadoso de no aparecer como autor o cóm– plice del estallido, manifestó en una alocución terminante y enérgi– ca: 1? que, "aun cuando la representación contenía expresiones ofensivas y no estaba concebida en términos muy respetuosos, era necesario acceder a la solicitud de los jefes", por razones que pro– curó desenvolver sucintamente; y 2? que él "no quería encargarse del mando en circunstancias tan delicadas, y que prefería irse a Eu– ropa" (6), como t eníalo resuelto desde muy atrás, para lo cual ha– bía renunciado el comando del ejército del Alto Perú y venídose a Lima de tránsito; de donde debía colegirse que sus palabras eran tan desinteresadas como sinceras. Los demás miembros de la corpo– ración, sin excepción alguna, o por una convicción patriótica y hon– rada, o por falta de energía bastante para condenar el escándalo; apoyar el principio de autoridad, tan ignominiosamente vulnerado; y encararse contra las conclusiones ostensibles y las conveniencias ocultas del preopinante, expresaron, no sin lamentar lo sucedido su aquiescencia a la dimisión, en guarda de la paz del virreinato y para evitar una lucha intestina, cuyas consecuencias serían desastro– sas y sangrientas. Llegó, en estas y las otras, otro mensajero de Asnapuquio, que, preguntando (como el precedente) por el secretario Loriga, exigió de éste la contestación aguardada en el campo "pues el plazo fijado se iba cumpliendo" (7). Llamado el virrey, e impuesto de esta cir– cunstancia, requirió el dictamen final y franco de los concurrentes, añadiendo que "debíase tomar la medida más acertada, sin tener ninguna consideración respecto a él, pues estaba decidido a entre– gar todo el mando del virreinato, si así se creyese necesario; y a sacrificar su persona y sus empleos por el bien general y por el mejor servicio de su rey" (8).- Instruido incontinenti de la deci– sión de los convocados, opuesta unánimemente a su continuación (6) Paz Soldán, op. et vol. cit., págs. 143 y 144 . (7) Id. id. pág. 144. (8) I.d. id. pág. 145.
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