Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
716 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ mujer e hijos en la fragata de guerra inglesa la "Andrómaca", que, con su capitán William Sheriff, emprendía viaje a Europa ( 8 de abril). Quiso él partir también con su familia; pero el capitán men– cionado negóse a recibirlo, por respeto a las leyes de la neutralidad, que le prohibían transportar sobre su bordo a funcionarios o a mi– litares de los beligerantes. En la "Andrómaca" despachó todo su equipaje, en la esperanza de conseguir para él una pronta traslación, según se le había afirmado y prometido; de donde resultó que, co mo él decía, quedase "con lo encapillado", durante los ochenta y dos días que aún permaneció en la Magdalena, para colmo de su marti– rio. En todo ese tiempo, apuró hasta las heces la amarga copa que a todos los caídos ofrecen la ingratitud, la inconsecuencia y la falsía de los hombres. Abandonado de todos aquellos que adulábanle y per– seguíanle mientras tuvo empuñadas las riendas del poder, y que a la sazón huían de él como de un apestado ( 19); y recibiendo diariamen– te anónimos envenenados, pasquines impresos y oprobiosos, hojas sueltas incendiarias, que entregábanle al ridículo y la difamación en verso y prosa; todavía hubo de soportar la negra campaña de des– prestigio y de calumna, que, para exculpar su escandalosa rebeldía, emprendieron contra él los mismos jefes y funcionarios españoles, sus compañeros de armas, sus compatriotas, sus amigos y subordi– nados de la víspera (a quienes tanto había contemplado, tolerado y protegido), sin duda alguna estimulados y, en todo caso, indignamen– te consentidos por su inconsiderado sucesor. Oficial y falsamente "circulóse la noticia de que, según las listas de revista, aparecían más de once mil hombres en la capital", siendo así que "su número no llegaba a siete mil"; y hasta díjose que "los distintos emprésti- este propósito el vicealmirante: "'En esta entrevista, dice, la exvirreina se ma– nifestó sorprendida de encontrar que yo erai un caballero y un ser racional, y no un bruto feroz, como le habían hecho consentir; y la manera sencilla con que hizo esta declaración, causó no poca risa a la sociedad reunida allí".-EdL ción limense de 1863, pág. 127. (19) Exceptuáronse una que otra persona compasiva, todas de fuera; y, entre ellas, el marino inglés Basil Hall, comandante d~ la "Conway", autor del conocido y muy interesante Voyage au Chili, au. Pérou et au Mexique, quien, refiriendo su entrevista con Pezuela, dice (t. I, pág. 87): ''El general Pezuela me manifestó mayor abatimiento del que yo esperaba. La causa prL mordial de su dolor, según me expuso, surgía de la convicción íntima en que estaba de que el país mal podía prosperar entregado a la rebelión y a la anarquía. Creo, con todo, que, en lo más hondo de su alma, hallábase menos triste de lo que quería manifestar, y que, más bien, felicitábase de quedar lL bre de la responsabilidad de los acontecimientos. Había cumplido su deb r y sostenídose con firmeza el mayor tiempo posible contra el n emi.go; y su L tuación explicábase, más por la poderosa influencia de la opinión popular, que le era adversa, que por la superioridad del ej ército de San Martín".
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