Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

DEPOSICION DE PEZUELA 721 Por fin, el 29 de junio, "con lo encapillado", como ya se dijo; con su trinidad de amigos fieles -Casares, Cevallos Escalera y el al– férez de navío Llerena-; en una lancha de pescadores; y mirado ca– ritativamente por los marinos de la escuadra bloqueadora de Cochra– ne, nobles y respetuosos con esa grandeza caída; cruzó a lo largo de la bahía del Callao, mar adentro, en una extensión de cinco leguas, para embarcarse, a bordo de la goleta "Washington" de los EE.UU., con rumbo a Río Janeiro. Trasbordóse en este puerto a un paquete inglés que de allí partía para Falmouth; y dirigióse de este punto a Lisboa, de donde por la vía terrestre de Portugal, constituyóse al cabo en Madrid. Corría ya el año de 1822. Bien acogido por la Corte, que colgó sobre su pecho la gran cruz de la orden militar de San Hermenegildo, vivió tres años en la oscuridad, de que salió para servir la capitanía general del reino de Castilla la Nueva, esto es, de las provincias de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Guadalajara y Cuen– ca (1825). Vio, en tal condición, tornar a España, corridos y aver– gonzados, a sus enemigos y detractores, vulgarmente bautizados con audiencia Villota; que, atemorizados de semejante hecho, y concibiendo los ma_ les que iban a resultar de una anarquía, convinieron en que hiciese dicha entrega, como lo verifiqué a la una del día, sin que hubiese tenido lugar la convocación de la diputación provincial para una mudanza de gobierno en que el público no ha tenido la menor intervención, sin embargo de nuestra constitución; y sí solo los referidos jefes del ejército, movidos, es una voz general, por los del E.M.; y acaso y sin acaso, habiendo firmado los más de ellos sin conocimiento de lo que firmaban.-El brigadier Canterac, jefe d el E. M.; el coronel Valdés, ayudante primero del mismo; y el teniente coronel don Antonio Seoane, ayudante segundo de él, son, en mi sentir, y en el sentir de todos, los que han fraguado este atentado, unidos con el comandante de es– cuadrón don Andrés García Camba; y aún estoy en la inteligencia de que el secretario de la junta de generales, don Juan Loriga, primer ayudante del re_ ferido E.M., aunque no ha firmado, ha tenido conocimiento de este atentado con anticipación y también el mismo general La Serna .-Canterac, Valdés y Seoane fueron propuestos para sus inmediatos ascensos, por la bajada del ejército del Perú a Jujuy; mas, porque no comprendí que había un particU– lar mérito, y especialmente porque el rey prohibió absolutamente, en su últL ma real orden, el que los virreyes pudiesen dar grados superiores, ni aún sobre el campo de batalla- no me resolví a considerarles interinamente los que propuso el general; pero sí los recomendé a S.M.; y, desde aquel tiempo, sé que están disgustados; y, también en el ejército del Alto Perú, tuvieron ya tratado, y recogidas firmas de algunos jefes, para quitar el mando al gene_ ral Ramírez, y posesionarse de él Canterac, según se me ha informado extra– oficialmente; y no tuvo efecto, porque desde alií vinieron entonces a esta ca– pital, por las circunstancias presentes de la guerra; y a que, en el momento de haber yo entregado el mando, ha sido nombrado Canterac general en je– fe, contra lo dispuesto en real orden de 3 de diciembre de 1819; Valdés, jefe de E.M.; y Seoane, secretario particular; todo hecho por el mismo La Ser_ na". V. el Diccionario de Mendiburu, t. VI, págs. 364 y 365.

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