Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

EL ULTIMO VIRREY: SUS PRIMEROS ACTOS 725 empréstito forzoso, allí alzado para este viaje (2) y el de las tropas que destinadas, como él al Alto Perú, habían congregádose en Arica con diferente dirección, aunque con la misma procedencia ( 3). III Hemos, en otra parte de esta Historia, apuntado la fecha de arribo a Cotagaita y toma de posesión, el mismo día, del generalato en Jefe de La Serna (12 de noviembre); la salida de su predecesor interino, Juan Ramírez y Orosco, a hacerse cargo de la presidencia de Quito; la serie de medidas previas dictadas por el nuevo coman– dante en el Alto Perú; y el relato de la acción, sangrienta, aunque menuda y sin trascendencia, desenvuelta por el futuro usurpador en el altiplano y en la frontera argentina. Vimos como, después de dos inusitadas y escandalosas rebeldías contra las órdenes del vi– rrey, que al cabo hubo de obedecer el observante, escalonando su ejército desde el Alto Perú hasta Puno y Arequipa, ocupando la línea del Desaguadero y preparando un firme resguardo de la costa sur, contra la amenaza de invasión, del lado del Pacífico meridional, por el libertador de Chile; el ya disgustado y displicente general en jefe envió a la Corte la renuncia irrevocable de su cargo, aceptada sin dificultad, con el consiguiente permiso de regreso a España y la sustitución del renunciante por el ya mentado brigadier Ramírez Orosco. Sabemos, en fin, que, sin aguardar a su legal sustituto, apre– suróse a entregar el ejército a Canterac y a venirse a Lima, para quedarse en esta capital, sin continuar el viaje, ya mordido de la ambición de usurpar el virreinato y suplantar a Pezuela por la fuer– za de las armas. Conocemos todos los motivos y pretextos, incidentes y resultados de aquella conjuración, que coronó sus planes y de– seos, encaramando al desleal agitador en el solio de los virreyes, y poniendo en sus manos y en las de sus coautores y cómplices la autoridad que tanto habían anhelado y, con ella, la suerte de una colonia que se les escapaba de entre las manos, resuelta ya a ser libre e independiente. (2) En este empréstito cayeron hasta las alhajas de algunas señoras mo_ queguanas, entregadas por los maridos a falta de dinero.- V. a Mendiburu, Dice, t. VII, pág. 273 . (3) Estas fuerzas eran: la pequeña escolta de La Serna embarcada en Cádiz a las órdenes de Ferraz; y el batallón 41 'Gerona", transportado a Arica desde Panamá (enviado de la Península por esa ruta) al mando del teniente coronel don Alejandro González Villalobos y fuerte de 750 plazas mínimum. En el "Gerona'' vino como capitán Mateo Ramírez, uno de los firmantes de la intimación dirigida al virrey Joaquín de la Pezuela.

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