Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

732 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ después fue despedido Monet contra los montoneros de la renitente Yauyos; y Valdés penetró en la zona de Junín, en refuerzo de Rica– fort (12). Por fin, a mediados de marzo, el propio Canterac expe– dicionó sobre Macas (Canta), Santa Rosa (Cañete), las cabeceras de Yauyos y las inmediaciones de lea. De este modo -por regiones y con rumbos aPartados del ene– migo verdadero y primordial- los pretorianos del 29 de enero inten– taron, sin conseguirlo, producir, con el movimiento, la impresión de la actividad; impresión ya difícil de concitar en el ánimo público, despierto y sobre todo prevenido, de la capital del Perú. IX El mérito primario de La Serna (fuese una concepción suya indi– vidual, fuese mera adopción de una idea colectiva, expresada por los suyos, sin importar, en ningún caso, la sugerencia surgente de las cir– cunstancias) consistió en el plan, resuelto desde los comienzos de su aparición en el poder, de abandonar la capital al invasor, resultara lo que de ello resultase en beneficio de éste; dirigirse con todas las fuerzas realistas al interior del virreinato; y allí, bajo el benéfico in– flujo de un clima templado y sano, entre una copia inagotable de recursos, y en medio de una inmensa población indígena, sumisa, ignorante y temerosa, fuente de gruesos efectivos para la guerra, y con cualidades bélicas imponderables, tales como la disciplina, la infatigable energía y la frugalidad -allí, decimos, reintegrarse y re– hacerse con ventaja, lejos del adversario, sin temor alguno a las sorpresas de éste (tan fáciles en la zona costanera por el dominio exclusivo que tenía sobre el mar), sin apuro ni ahogo, tranquila y sosegadamente, con una máxima y libre utilización de espacio y tiem– po, hasta encontrarse en aptitud de ser el propio ejército real quien a su sabor tomara la ofensiva. En efecto ya hemos visto cómo, en el oficio enviado al minis– terio de la Guerra español con fecha 10 de febrero, después de so– licitar dos o tres grandes navíos de guerra, para "tomar la prepon– derancia marítima, que era lo más interesante de momento", La Ser– na manifestó a su superior que, "si tales buques no vinieran, deja– ría en el acto la capital y se replegaría sobre Huamanga y el Cusco, para cubrir el resto del Perú". Fue exactamente lo que hizo cinco meses escasos después, tras la demora que impusiéronle: 1? la espera de contestación de la corte matritense sobre el punto; 2? el arribo del comisario Abreu; y 3? las negociaciones de paz y los armisticios que fueron su consecu ncia. (12) V . el cap . V, parte XII, período I, época II de la presente Historia.

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