Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
BATALLA DEL CERRO 75 V Deheza sigue su ruta. En esos momentos el fuego contrario es tan copioso, tan ce– rrado, tan mortífero, que la tropa del impertérrito cordobés se de– sordena y cavila. Adviértelo Deheza, "con la perspicacia del gue– rrero experimentado", y, como sacudido "por un golpe eléctrico", clava los espolines en los ijares del fogoso y bello bruto que ca– balga en aquel día; se lanza sobre la cresta del collado a la sazón faldeado por su hueste; párase sobre esa cresta, como una esta– tua ecuestre sobre su pedestal, indemne e inmóvil entre la cortina de balas que la envuelve; perora brevemente a sus soldados, en términos desventuradamente perdidos para la historia; y acaba ex– hortándolos a no cejar, sino a morir o vencer (2). Viva estentóreo resuena a las plantas del estoico jefe, y repercute multiplicado por los recónditos ecos de esas serranías. Llamean en todos los ros– tros la resolución y el coraje. El número 11 se precipita en pos de la derecha de O'Reilly, camino de la arcada o puente. Y atravie– san éste, los unos , con las escalas luengas del caso, y demás me– dios de pasaje y escalamiento para ellos habituales en los terri– bles asaltos de Talcahuano; mientras otros sostienen el fuego; y, antes de que los españoles vtielvan de su asombro, embístenlos al toque emocionante de ¡"a la bayoneta"! VI Los "talaveras", que, durante la riesgosa operación de salvar el foso, han hecho alarde, a gritos, de pertenecer a las gloriosas hues– t es que en la Península abatieran .un día el orgullo napoleónico, vierten sobre los insolentes asaltantes, cuando éstos se encuentran ya "a tir o de pistola", un verdadero diluvio de fuego . Desplómanse, muertos o heridos, tres oficiales y quince solda– dos patriotas. Allí acaba el arrojado mendocino Juan Moreno, tenien– te de la compañía de granaderos, "atravesado y muerto en el acto por una bala de fusil " ; allí se tumba gravemente herido, el tenien– te de la segunda compañía del 11 , J. Plaza; y allí, como fulminado (2) "Fué la p rimera figura que se exhibió (aislada) a la vista del ene. migo. De allí (de la colina) dirigió al b atallón unas cuantas palabras enérgI– ca , entusia madoras, que me e sensible no recordarlas para repetirlas''.– Roca (abanderado del 11), único mnemógrafo que ha con ignado el incidente puntes cit ., pág . 498.
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