Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

FUERZAS REALISTAS DEL CENTRO 33 de todas por su mayor graduación (7), vióse colocado al frente de una división, aunque bisoña, no menor de seiscientos cincuenta hombres. Con ella, obedeciendo a instrucciones recientes, debería el referido intendente de Huancavelica, constituírse en el puente de Izcuchaca, a interceptar el paso de los patriotas; pero, cuando dis– poníase a hacerlo, supo que Arenales y su división acababan de atravesar el río Pampas con dirección a Huancayo, no por el puen– te de piedra de Izcuchaca, como se creía, sino por el de maromas de Máyoc; noticia ante la cual detuviéronse los soldados de Mon– tenegro en Jauja, a la espera de la unión con O'Reilly, y en la confianza de que no tardaría en presentarse por Huamanga la otra división de Ricafort. O'Reilly, por su parte, destinado primeramente al valle jaujino y al pu nte de Izcuchaca, pero suplantado después en aquel des– tino por Montenegro, Cárdenas y Jiménez, fue desacertadamente dirigido al Cerro de Paseo, a donde no emprendió viaje de Lima, sino el 18 de noviembre, esto es, dos días antes del muy glorioso en que Lavalle, a la luz de la luna, acuchillaba a la división Mon– tenegro, sorprendida en su confiado y parsimonioso ascenso sobre la cuesta de Jauja. Por lo que hace a Ricafort, procedente de Arequipa con el escuadrón de granaderos de este nombre y con el primer batallón del regimiento Imperial Alejandro, avanzaba en la propia fecha hacia Andahuailas; punto en donde incorporáronsele el batallón Castro y el escuadrón de Granaderos de la Guardia, procedentes del Alto Perú (por la senda de Paseo y el Cuzco); cuatro escogidos cuerpos con los cuales no se aproximó a Huamanga hasta el 29 de noviembre. Ya le veremos detenido en las cercanías de aquella población por los valerosos morochucos; atraído por ellos a Chu– pasconga y Cangalla; y encaminándose de este último pueblo a Huamanga, en medio de embestidas sangrientas, lides desespera– das atroces carnicerías, en la fecha justa en que el desventurado O'Reilly era, por los patriotas, desbaratado sobre las argentíferas y nevo a cumbres del Cerro de Paseo. VIII Arenales, ignorante de estos mo imientos y preparativos, di– rigidos a su destrucción; y sabedor, tan sólo de la fuga de Monte- (7) Montenegro como atrás se dijo, era coronel de infantería de línea, en tanto que Jirnénez no pasaba de teniente coronel, y Cárdenas era un me– ro capitán.

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