Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA CONTROVERSIA 91 nicncia o inconveniencia de Ja correspondiente declaración "en aquellas circunstancias". Lamentaba no poder ser inmediatamente útil a los guayaquileños y a su gobierno, pa ralizado en Ja ociosa espera de una resolución; resolución que, desde Juego exigía para satisfacer a su alto jefe. Se atrevía a reputar inexis tente e inse– gura Ja emancipación consumada, y a expresar que Bolívar "ven– dría a dar Ja libertad a ese departamento", a ese simple departa– mento de Colombia, con un ejército respetable ... ¿Aprobaron ese lenguaje los señores miembros de la Junta Suprema? ¿Qué libertad era aquélla de que hablaba Mires? ¿Por ventura Guayaquil no era ya libre? ¿Necesitaba de que el Liber– tador y sus huestes enunciaran por sus propios labios el benefi– cio, para consagrarlo? ¿Acaso no bastaba la voluntad popular? ¿O era que a Guayaquil no le sería dado ser libre, sino en Co– lombia , con Colombia y para Colombia ? ¿La presencia del gran luchador sería una esclavización más, disimulada o violenta, de aquellos pueblos, que decía venir a libertar? XVI El Presiden te Olmedo y sus dos colegas debieron de meditar y rumiar mucho sobre cuá les deberían ser su actitud y su res– puesta, como que por éstas habría de j uzgarse y decidirse la for– tuna política de todo un pueblo. Meditaron y rumiaron, en efecto, cuat1·0 la rgos días, ya que sólo rompieron a hablar el 27. Y ha– blaron a medias. Repitieron Ja maniobra diplomática empicada para con Guido, ta n eficazmente negativa o dilatoria de las pu– dorosas solicitaciones de éste; y, en vez de la aquiescencia franca, c:n que jamás pensaron; o de la negativa perentoria, que, con ra– zón temieron, y ante cuyas consecuencias, lejanas o próximas, ne– cesariamente tenían que titubear; perdiéronse en frases resuel– tas de independencia absoluta, aunque provisional, por un lado; y, por otro, en las cuasi vislumbres de una como unión política posible, que por supuesto alentaría las esperanzas del negociador, y dejaría a Ja Junta, a nte la historia, en una situación equívoca, de doblez y de deslealtad respecto del Perú. En definitiva, a se– mejanza de lo practicado con el personero peruano, cmpeñáronsc en la propuesta y la negociación de cómodas esponsioncs de alian– za y de mutuo auxilio, en aras de la emancipación y la felicidad comunes. Así que el presunto cantor de Junín hubo de desen– volverse nebulosamente, en la forma que se verá por la respuesta que sigue:
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