Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
106 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ XXIV Esa Junta estuvo en su puesto cuando, el mismo día 20, sin la menor demora, replicó delicadamente: "Seíior general José Mires.- Al extender Ja minuta de trata– do que, con fecha del 12, pasamos a US, este Gobierno tuvo a la vista el oficio reservado de US. del 23 de febrero y la contestación que dimos el 27 del mismo. En estos instrumentos están distin– tamente indicadas las bases de aquella minuta; de manera que, hallándose US. autorizado para hacer aquella exposición, lo creí– mos autorizado igualmente para firmar un convenio que no con– tenía sino las mismas ideas y los mismos principios. Pero, como este Gobierno no necesita de comprometimiento alguno para coo– perar a la causa de América, al engrandecimiento de la Repú– blica [?] y a la libertad del país, conviene gustosamente en que US. pase a S. E. el Libertador la copia no firmada de un tratado que creímos necesario, para dar un carácter oficial más circuns– tanciado a las conferencias particulares de una y otra parte; y para que este pueblo, en las conturbaciones que está su/riendo como efecto de la expedición que se ha preparado, conozca y sien– ta que el Gobierno ha procedido, con todas las formalidades, a contraer las obligaciones que está desempeí1ando y que deben te– ner el feliz resultado que se espera.- Entretanto, las proposicio– nes que US. hizo en su citada nota de febrero y nuestra contes– tación, suplirán la falta de un tratado especial entre pueblos her– manos.- Dios, etc.- Guayaquil, abril 26 de 1821.- Firmado: José de Olmedo". Réplica, ésta, lacónica, merecida y contundente. ¡Cómo! Quien el 23 de febrero decía "ser útil la cooperación de Guayaquil a las grandes empresas del Libertador"; quien afirmaba que éste en– viaría primero y traería después "una fuerza que asegurase al gobierno guayaquileño, fuese parte de sus ejércitos y ayudase a su felicidad"; quien en tal concepto preguntaba a la Junta "si con– venía en esto"; y, en caso afirmativo, exigíale indicar "qué nú– mero de tropas sería suficiente, qué auxilios prestaríales, qué buques facilitaría para su transporte, etc."; quien todo esto hacía y decía dos meses antes, ¿no tenía, al cristalizar aquellas pre– guntas y promesas y estipulaciones, facultad para formalizarlas y suscribirlas en un documento? Claro estaba que, si llegábase a enviar cualesquiera tropas del norte a Guayaquil, más que a reafirmar la independencia y libertad de la provincia, vendrían a violentarlas y escarnecerlas;
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