Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA CONTROVERSIA 121 fuera de su grado"; y, para no decir más, renunciaba mansamen– te a su personalidad internacional; confería sus poderes al Li– bertador; y lo au torizaba, con ellos y por ellos, a hablar, nego– ciar y pactar, en su nombre, con todas las naciones amigas, ene– migas y neutrales. ¿Podía caber renuncia mayor de la indepen– dencia y de la libertad proclamadas? ¿No era el pacto, en sí mis– mo, la eliminación del pequeño y flamante cuerpo político; y su absorción en la vida y la energía, en la representación exterior y en la actividad recóndita del vecino Estado? Cierto que, mientras el convenio Guido-Olmedo disculíase y firmábase espontáneamente, s in obsesión a lguna procedenle de poder extraño; el ajustado por Sucre resultaba arrancado con el influjo y baj o la presión de más de m il quinientos hombres, que el general de Colombia tenía a su espalda. Por Jo mismo, si ese general lograba éxito tal aún antes de una victoria, ¿cuál no ha– bría de ser la eficacia de su palabra y de su acción, una vez que Ja fortuna pusiera en sus armas el prestigio omnipotente, aplas– tante del triunfo y de la gloria sobre el campo de batalla? Des– contado estaba el resultado. La Junta guayaquileña no dejó de calcularlo y preverlo, compuesta como estaba de inteligencias su– periores como la de Olmedo; y de patriotas acendrados como J i– mcna y Roca; pero ¿qué podría hacer, enroscado ya en sus en– trañas el boa constrictor que había de estrangularla? En Jo real y palpable, temía a cualquiera violencia, que, de una vez, cortase el nudo de Ja situación; y, en lo ideal y factible, dirigía secreta– mente su mirada hacia el sur y ponía esperanza en San Martín. ¿Acudiría éste en su amparo, para devolverle la libertad de ac– ción que había perdido? ¡Ceguedad e ilusión la de aquella secre– ta esperanza! Estando el semiconquistador adentro, todo auxilio supondría hostilidad, y hasta exigiría derramamiento de sangre. Fuerte con su ocupación, y apoyada por cerca de dos mil bayo– netas, Colombia, en la persona de Sucre, no saldría ya de Gua– yaquil, sino convirtiendo al Ecuador, con escándalo del mundo, desprestigio de la libertad y de los libertadores, y positivo daño de América, en una manzana de discordia y en un campo de com– bate . .. La opinión misma iba cambiando. Las mujeres y el pueblo, cuya videncia reside exclusivamente en el corazón, manifcstában– se encantados por este general de veintiséis años, que, surgiendo de entre las ondas del Guayas sobre un pedestal de espadas san– grientas y estandartes legendarios, cruzaba a su vista risueño, mo– desto y suave en el porte, culto en el trato; simpático, ya que no
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