Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA CONTROVERSIA 127 con tal triunfo, que Aymerich, tímido o irresoluto, no obstante de contar con fuerzas poderosas, retrogradase hasta Ríobamba, en donde se detuvo a la espera de refuerzos premiosamente pe– didos a Quito. Guayaquil estaba salvado; pero Sucre no supo o no quiso aprovechar de los resultados de su victoria. Cualquier otro general habría perseguido sin cesar a sus contrarios, y, uti– lizando el efecto moral de la feliz jornada, obligándolos a aceptar batalla, .con )a seguridad de un nuevo triunfo. Pero Sucre no lo hizo, y antes bien retrogradó a su vez, y se instaló de nuevo con su división en Babahoyo, de donde, sin pérdida de momento, se trasladó solo a Guayaquil, llevando un acta suscrita por los jefes del ejército, en que se impetraba del Gobierno, con aquella su– misión aparente, pero en el fondo impositiva y coactora de las armas, "la agregación de la provincia a la república de Colombia, como una medida indispensable a las circunstancias" (14). ¿Cuál la misteriosa causa de esa extraña conducta? ¿Acaso la satisfacción banal de presentarse vencedor, y disfrutar de los vítores momentáneos_ ofrendables y ofrendados por un 'pueblo agradecido? No. La suposición estaría reñida con la notoria mo– destia y seriedad del prócer. Verdadera causa de ese atolondra– miento y arrebato súbitos, era esta obsesión: coronar la que creía inaplazable y primordial entre sus instrucciones, esto es, utilizar el brillo y regocijo de la última ventaja, para realizar de una vez la adquisición de la codiciada provincia. X Para ello instó y martirizó a la Junta, batiendo a los ojos de ésta, como una consecuencia necesaria de la reciente victoria la solicitud de anexión firmada por sus conmilitones de Baba– hoyo. Y, no pudiendo obtener nada de aquélla, aferrada a la le– tra del convenio de 15 de mayo, cuyo artículo primero preceptua– ba la convocatoria de la Junta Electoral "para después de la cam– paña en que debían quedar bien Quito y Cuenca"; cláusula -de– cían los triunviros- que los incapacitaba para anticipar una con– vocatoria de diputados por acción gubernativa directa, sólo ex– plicable si la impusiese el único soberano que era el pueblo; acu– dió, con acuerdo forzado de Olmedo y sus colegas, al cabildo, cu- (14) Afirmación del mismo Sucre, estampada en el acta municipal del 31 de agosto, con ocasión del cabildo abierto de que se habla más adelante.
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