Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
128 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ ya reunión preparó con sus agentes, y provocó, una vez seguro de que la mayoría de la institución respondería a su llamamiento. La sesión, así planeada, minuciosamente prevista en todos sus detalles, realizóse el 31 de agosto, no sin que los cabildantes ami– gos del Perú protestaran de aquella comedia ad hoc, y se nega– ran de modo decidido a prestigiarla con su presencia. Congregá– ronse aquel día once regidores bajo la presidencia del contempo· rizador Olmedo, que temeroso de una alcaldada por parte del ele– mento procolombiano, prestábase siempre a evitar cualesquiera ocasiones y pretextos susceptibles de encender y de soliviantar los á nimos: privando, en fin, de toda libertad a la deliberación mis– ma y al acuerdo, aceptóse la concurrencia, mañosamente insinua– da, del mismo Sucre. XI El presidente del conciliábulo expuso que, "desde que la pro· vincia proclamó su independencia, había reconocido la necesidad de agregarse a una mayor asociación, que pudiera protegerla, defenderla y proporcionarle todos los medios de adelantar su agricultura, sus artes, su comercio, y una buena administración interior bajo leyes benéficas; que las circunstancias iniciales de la transformación, no habían permitido tratar el asunto, por la incomunicación absoluta en que estaba respecto de Colombia, y Ja incertidumbre reinante acerca de la suerte del Perú, en cuyas costas acababa entonces de desembarcar un ejército; motivos am– bos suficientes para suspender una deliberación, que habría po· dido no ser provechosa, tomada con precipitación y sin maduro consejo; que posteriormente, amenazado el territorio por las tro· pas de Quito y de Cuenca, tampoco debió convocarse la repre· sentación provincial, ya que, consumada una invasión, los pue– blos ocupados habrían quedado sin personero en la junta, siendo ello causa de posteriores protestas y reclamaciones; pero que, ha· hiendo últimamente quedado la provincia libre y sin temor de ser invadida, después de la victoria de Yaguachi; y abierta la comu· nicación con los Estados de Colombia y del Perú, creía el Gobier· no llegada la oportunidad de reunir a dicha representación, ya en efecto reunida, para que decidiese de una vez sobre cuál fue· se la voluntad general, en el punto referente a tal agregación, evi– tando así los males resultantes .de la incertidumbre, y procuran– do los bienes consiguientes a una firme y terminante resolución".
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