Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA CONTROVERSIA 129 Tomó la palabra Sucre para "manifestar sólidamente, como lo hizo, la conveniencia de la enunciada medida, de que depen– dían la seguridad y la liber tad de Guayaquil"; y la totalidad de los concurrentes convino en que "la determinación del Gobierno era justa, política, conveniente y necesaria, y que debían remo– verse todos los obs táculos que se presenta ra n a su más pronto efecto". Sucre tornó a h ablar y dijo: "Uno de los objetos principales de mi comisión cerca de este pueblo, es invita rlo a agregarse a la República; representarle las ventajas de su ley fundamental; y presentarle ésta como el verdadero pacto socia l llamado a hacer la felicidad y prosperidad del país, cuyas antiguas relaciones con Colombia deben estrecharse cada día más y más, especialmente estando demarcadas por la misma naturaleza y por la utilidad co– mún". Detúvose a enumerar las ventajas de la agregación, "indi– cada últimamente, dijo, po r la Junta de j efes de Babahoyo", y acabó expresando que, " al abrir de nuevo campaña contra Quito, creía de su deber reiterar la invitación, para que el ayuntamiento, que representaba la voz y voluntad del pueblo, expresara su voto en este grave negocio, y manifestara cuál era, a su vez, el voto de la capital, ya que no era posible efectuar en el día la r eunión de los diputados". Y agregó, al final, con verdadera falta de pu– dor, falseando los hechos y la historia, usurpando en beneficio de Colombia la gloria que el 9 de octubre de 1820 correspondió por entero a los hijos del Perú, que "por la salud y libertad de Guayaquil había combatido y triunfado la Repúblic~ colombiana, sin perdonar la sangre de sus hijos"; como si el combate de Coni hubiese sido raíz, y no nueva corroboración de la emancipación guayaquileña, ya previa y absolutamente conquistada por Esco· bedo y sus camaradas del Granaderos de Reserva. Cerró, en fin, su peroración con estas palabras: "Pero esos soldados triunfan– ces de la j ornada del 19 de agosto, son, ante todo, soldados de la libertad; y no piensan siquiera en violentar la voluntad del pue– blo: sólo desean conocer su voto, emisiblc libre y esp ontánea– mente". Libertad y espontaneidad, eliminadas con la sola presencia del general vencedor, informaron sin duda la declaración que, en seguida, formuló el procurador general del ayuntamiento don Jo– sé Leocadio Llona, cuando, "por sí y en voz del pueblo", mani– festó que "su voto era por la agregación a Colombia; voto que era el general de toda la ciudad". Sucesivamente enunciaron lo propio los demás miembros del cabildo; enunciación -dice el ac-
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