Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

4 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ sa tribu de los huancahuillcas (1); bañada por hermoso río navega– ble, a cuya diestra margen simultáneamente constituye opulen to y vivaz puerto fluvial; mansión cuasi costanera de seductor panora– ma, encuadrado, al pie, por las corrien tes mansas si turbias del cau– daloso Guayas; encima, por un ciclo en que a la par imperan la cal– ma y la tempestad; y, a los lados, por bosques tropicales de esplen– dencia suma, manglares enormes, y colinas que se exornan de pal– meras seculares; fue tres veces fundada, en el propio asiento del día; la primer a, por el conquistador Benalcázar, en 25 de junio (julio) de 1535 (2); la segunda (previa sublevación sangrienta de los in– dios, mata nza de los españoles y destrucción del poblado anterior), por el capitán don Francisco de Zaera, en 1536; y la tercera (poste– riormente a otra rebelión y pérdida del segundo establecimiento) en 1537, por el presunto famoso descubridor del Amazonas, capitán don Francisco de Orellana. La primera de aquellas fundaciones fue ordenada por Almagro el Viejo, de quien Benalcázar dependía a la sazón; y las dos últimas, dispuestas por el conquistador marqués don Francisco Pizarro, cu– yos tenientes eran Zaera y Orellana; así que las tres próximas y sucesivas instauraciones de la metrópoli del Guayas resultaron obra de las autoridades del Perú (3). (1) Compartían el resto las tribus ele los chancluyes, yamales, colonches, daules, chonanas y otras de menor in1portancia. (2) Diose en esta primitiva erección a Guayaquil el nombre ele La Cu– lata. Sólo en Ja segunda, practicada por Zaera, tras el pacto de amistad y paz que éste ajustó con los huancahuillcas, púsose el dictado ele Guayaquil a la población nuevamente erigida, en homenaje al régulo ele la tribu recon– ciliada, cacique Huayacc-i//. (3) '"Orellana, dice García Camba, fundó a Guayaquil al lado occidental del río, que es, agrega, donde se ve ahora (1820) Ja ciudad antigua o Vieja; pero la ciudad de G\1ayaquil r eal, como al presente se reconoce, fue construida más recientemente, en 1793. Está dividida en dos cuarteles distintos, separados por un larguísimo puente de madera, colocado sobre los pantanos y el te– rreno bajo que inunda el río Guayaquil cuando sale de madre. Mr. Stcvenson, que estuvo allí, le da al puente 800 varas de largo. Había en Guayaquil dos iglesias parroquiales, un convento de agustinos, otro de franciscanos y otro de dominicos; sus casas están construidas de n1adera, por Jo que ha cxperi· mentado horrorosos incendios y está siempre expuesta a las contingencias de este eruelísimo azote. La población subía a 20.000 a lmas, y Ja componían las m ismas castas de las demás ciudades de la América meridional, aunque abundan más, proporcionalmente, los mulatos". Memorias, t. I, págs. 347 y 348.

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