Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
6 GERMAN LEGUJA Y MARTINEZ que ya le había costado la pérdida de la Trinidad y otras colonias. Y, aunque la alianza de sangre que se le exigía, pudiera convertirse, como de pronto sucedió, en mera a lianza económica, cris talizada en el "tratado de subsidio" de 9 de octubre de 1803; comprendieron bien los patriotas peninsulares que esta neutralidad nominal mal po– dría prolongarse; y, con previsión y cuidado que honra a algunos de ellos (según pusiéronlo de manifiesto el ataque y la aprehensión de Buenos Aires en 27 de junio de 1806), propusieron al inepto Car– los IV medidas atinadas que, ante todo, lograran poner a salvo las colonias de América. Corrían verdadero peligro de perderse estas úl– timas, dada la omnipotencia marítima de la Gran Bretaña, que, co– mo enemiga irreconciliable de Francia, vivía por tanto llena de pre– venciones contra España, convertida, se ha dicho, en aliada franca u oculta de Napoleón l. Una de aquellas medidas fue Ja creación, en Madrid, de una jun– ta denominada "de fortificaciones de América", junta que, compren– diendo la lejanía y abandono en que Guayaquil se encontraba res– pecto de Bogotá, apartada capital del virreinato a que ese puerto pertenecía, vislumbró la posibilidad de una embestida a dicha pla– za importante del Pacífico, que mal pudiera ser socorrida y salvada por cualesquiera providencias tardías de su respectivo centro. Y, pensando en evento tan natural como peligroso, diose prisa en pro– poner a la Corona (28 de marzo de 1803) Ja segregación de Guaya– quil del referido virreinato de Nueva Granada y su inmediata agre– gación al virreinato del Perú. Visto el informe-propuesta de la Junta de Fortificaciones, aceptólo en el acto el rey; y en 7 de julio del mismo, expidióse por su orden el siguiente documento (4): "Excelentísimo señor don Miguel Cayetano Soler, Ministro de Ultramar.- Excmo. Sr.:- Entre otras cosas que ha consultado a Su Majestad la Junta de Fortificaciones de América, sobre la defen– sa de la ciudad y puerto de Guayaquil, ha propuesto que, a fin de que ésta tenga con ahorro del Real Erario toda la solidez que con– viene, debe depender el gobierno de Guayaquil del Virrey de Lima, y no del de Santa Fe; pues éste no puede darle, como aquél, en Jos casos necesarios, los precisos auxilios, siendo el de Lima, por la fa– cilidad y brevedad con que puede ejecutarlo, quien le ha de enviar los socorros de tropas, dinero, pertrechos, armas y demás efectos de que carece aquel territorio; y, por consiguiente, se halla en el caso de vigilar mejor, y con más motivo que el de Santa Fe, la justa in- (4) V. el Alegato presen tado a l R. Arbitro español por el Encargado de Negocios del Perú en Madrid, Dr. D. José Pardo, vol. II, de los Anexos, docum. N' 84, págs. 202 a 204.
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