Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
202 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ "¡Guayaquileños! - Terminada la guerra colombiana, ha sido mi primer deseo completar la obra del Congreso, poniendo las provincias del $ur bajo el escudo de la libertad y de las leyes de Colombia. E l ejército libertador no ha dejado a su espalda un pueblo que no se halle bajo la custodia de la constitución y de las armas de la República. Sólo vosotros os veíais reducidos a la situación más falsa, más ambigua, más absurda, para la política como para la guerra. Vuestra posición era un fenómeno que es– taba amenazando la anarquía. Pero yo he venido, guayaquileños, a traeros el arca de salvación. Colombia os ofrece, por mi boca, justicia y orden, paz y gloria.- Guayaquileños, vosot ros sois co– lombianos de corazón, porque todos vuestros votos y vuestros clamores han sido por Colombia, y porque de tiempo inmemorial habéis pertenecido al territorio que hoy tiene la dicha de llevar el nombre del padre del Nuevo Mundo; más yo quiero consultaros, para que no se diga que hay un colombiano que no ame su patria y leyes. - Simón Bolívar". XIV Seguidamente, el coronel J. Gabriel Pérez, secretario general del Presidente ele Colombia en campaña, dirigió a Olmedo esta nota: "S. E . el Libertador, para salvar al pueblo de Guayaquil de la espantosa a narquía en que se halla (19), y evitar las funestas con– secuencias de aquélla, acoge, oyendo el clamor general, bajo la protección de la república de Colombia al pueblo de Guayaquil, encargándose S. E. del mando político y militar de esta ciudad y su provincia, sin que esta medida de protección coar te de ningún modo la absoluta libertad del pueblo pa ra emitir franca y espon– táneamente su voluntad en la próxima congregación de la repre– sentación" Uulio 13). (19) Nadie, ni el genio mismo, escapa a esas contradicciones palmarias, absurdas, en que incurre la mentira, en su vano prurito de falseamiento de Ja verdad: esa anarquía que en Ja nota a Olmedo era ya una realidad es– p antosa, se ofrece en Ja proclama tan sólo como una amenaza: el mismo día, a la misma hora.
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