Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA VIOLENCIA 203 XV Tales documen tos, dictados con la diestra puesta sobre la empuñadura de la espada -y más que todo, el bando autorizado por el propio J. de E. M. G., del ejército que de una sola plumada suprimían una república y un gobierno que existían porque ha· bían querido y podido políticamente existir; porque, sin auxilio de nadie, habían sido y eran libres de practicarlo con derecho– talcs documentos, decimos imprimen, en el hecho que así se con– sumaba, cierto odioso sello de ímpetu y arrebato, de autocracia y temeridad, de desprecio por la personalidad humana y por el de– recho de Jos pueblos, de ofensa ruda a la primera y de sangriento ultraje a Jos segundos, que lo entregan a la indignación serena de la historia. ¿A qué la cólera truculenta, desatada a la vis ta de la sensata resolución del cabildo, si de todos modos la anexión re– sultaba evidente, ya enroscada, como estaba, la boa del ejército colombiano en el cuerpo de la víctima, y puesto el puño de su je– fe sobre el corazón de la última, listo para oprimirlo, estrujarlo y arrancarlo a sus entrañas, como presa? ¿Qué necesidad ni qué urgencia explicaban y exigían apresura r así las cosas, cuando la hipócrita, pero eficaz presión incoada, habría siempre traído el propio éxito a posteriori? ¿Por qué no anticipar la farsa del pro– nunciamiento popular, a la adquis ición hidrópicamente ansiada, en vez de viciar y bastardear ésta, por la posposición de la vo– luntad a la imposición autoritaria, eliminando, extirpando, en re– sumen, el único legítimo título: el del consentimiento? (20) . (20) Los mismos historiadores ecuatorianos condenan el hecho; y, por ejemplo, P. F. de Cevallos, dice que "Olmedo, alma del gobierno, alcanzó a sospechar el nuevo yugo a que habían de sujetar [al Ecuador ] los militares venidos de Venezuela y Nueva Granada"; y concluye: ''Olmedo no hallaba en la reunión de Venezuela, Cundinamarca y Quito esa homogeneidad de índoles, educación y costumbres que constituye la unidad de un pueblo, y preveía a tinado que, separados por la naturaleza m isma ..., días antes o después hablan de venir a disolverse el todo y formar tres pueblos distintos. En una palabra, Olmedo quería la unidad de las provincia s que componían la antigua presidencia de Quito, cual llegó a realizarse en 1830, y desasirse en tiem po de huéspedes peligrosos, que, en son de auxiliares, habían de sustituir su dominación militar a la dominación de los monarcas": op. cit., t. JII, págs. 41 1 y 412 .
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