Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
204 GERMl\N LEGUll\ Y Ml\RTI NEZ XVI Recibida por Olmedo la nota de Pérez, contestó sus extraños (21) y mentidos términos con noble moderación, y al propio tiem– po con dignidad, llevada, por un rasgo de alta delicadeza, hasta eliminarse a sí mismo y eliminar a sus colegas, que no firmaron la respuesta, suscrita sólo por el nuevo secretario de la Junta, doctor don Pablo Merino, sustituto del primitivo, don Luis Fer– nando de Vivero. Tal respuesta decía: "El gobierno y el pueblo de Guayaquil se han considerado siempre bajo la protección de la República. Y, aunque no deba llamarse anarquía el que algunos pocos del pueblo hayan levanta– do el pabellón de Colombia, ni la más o menos exaltación con que otra parte del mismo pueblo ha manifestado su opinión, cuyos pe– queí1os esfuerzos se contuvieron desde su principio con una insi– nuación del Gobierno; sin embargo, deseando evitar todo motivo de inquietud y discordia, se ha comunicado a los cuerpos (22) qiie S. E . el Liber:tador ha resuelto encargarse del mando político y militar de la ciudad y la provincia, cesando desde luego el Gobier– no en las funciones que le había confiado el pueblo.- Lo que participo a U. S., de orden del Gobierno (23), para conocimiento de s. .E.". Firmaba esta comunicación, expedida el mismo 13 de julio, como ya se expuso, Pablo Merino, es decir, el secretario de la Junta muerta y amortajada por Bolívar (24). Dos días después, el 15, Olmedo, de su propio puño, dio cuen– ta al Supremo Delegado del Perú de los acontecimientos que en Guayaquil acababan de realizarse; e hízolo con ese laconismo pro– pio de las soluciones radicales y de los momentos solemnes: "Excmo. Sr.: El 11 del presente entró en esta ciudad S. E., el Presidente de la República de Colombia, en medio de las aclama- (21) Extraños, en labios de los únicos causantes del antiguo desorden; y mentidos, a l hablar de anarquía, dirigiéndose precisamente a los represen– tantes del gobierno legítimo depuesto. (22) Es decir, a las corporaciones, a los cuerpos militares no había por qué ni para qué. (23) De la Junta. (24) Este Pablo Merino, una vez extinguido el gobierno nacional del Guayas, listo de genio y apto para acomodarse, pasóse en cuerpo y alma al colombianismo y transformose en bolivarista furioso. Ya le veremos nada menos que de secretario del congreso colombianizante reunido preparatoria– mente el 28 de julio e instalado el 29.
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