Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

208 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ nizar el hecho con su presencia (29). Bolívar, que, ya seguro de la humilde sumisión de los invitantes, empezó a tratarlos con no disimulado desprecio, no quiso, en esta sazón, ejercitar ninguna de aquellas teatrales aparatosidades a que era tan afecto; y con– testó que "su asistencia no era necesaria para dar principio a las sesiones, en las que no debería intervenir ni aun el Congresr, Soberano de la República, si estuviese presente; y que, si el Con– gr eso lo consideraba útil, estaba listo a sacar todas las fuerzas que ocupaban el recinto; ocupación "debida, dijo, a las imperio– sas circunstancias" que acababan de producirse. La servil repre– sentación, por boca de su presidente, elogió "la liberalidad e ideas de S. E.", y declaró "no creer jamás, de ningún modo, que la se– guridad individual de los naturales de la provincia padeciese la menor lesión por opiniones políticas, al oír las garantías de S. E. sobre las deliberaciones del Congreso". XIX Acuerdos posteriores, tomados en esa misma reunión y en la subsiguiente, excitaron luego la cólera de Bolívar, que se apresu– ró a recordar a los deliberantes la única misión que les incum– bía, cual era la de pronunciar la colombianización inmediata ab– soluta de la provincia. El 29, en efecto, y a propuesta de Llona, ya engreído con la amistad y complacencias de su Libertador, en– tretúvose el congresillo en definir "la inviolabilidad de sus miem– bros, por los discursos, opiniones y votos que manifestasen" en el ejercicio de sus funciones; y, por moción del diputado José An– tonio Marcos, "elector" por Palenque, inicióse dilatada discusión sobre "si se ejecutaría, o no, el artículo XIII del Estatuto Provi– sional, relativo al juicio de sindicato o residencia que debía se– guirse contra los triunviros de la Junta de Gobierno cesante", pa– ra ver si habían o no incurrido en responsabilidad en el ejercicio del poder; discusión que, en la sesión del 30 de julio, "después de oír una misa solemne de Espíritu Santo, en compañía de las corporaciones civiles, eclesiásticas, seculares y regulares en la igle– sia de San Agus~ín", continuó movida y bulliciosa, hasta resolver que "se abriera el indicado juicio contra Olmedo, Jimena y Ro- (29) La comisión fue encabezada por el entonces joven y después fama· so y respetado anciano don Pedro Carba, jefe nato del partido liberal ecua– toriano, a quien tuvimos la satisfacción de conocer.

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