Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
214 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ ja, partió con dirección a estas últimas (19 de setiembre), dejando su adiós a los guayaquileños en la siguiente proclama: "¡Guayaquileños! Mañana parto hacia los confines de la Re– pública, a visitar las provincias que las leyes de Colombia escudan con su protección. Yo os dejo un jefe que el Cielo ha destinado para vuestra dicha. El general Salom es vuestro I ntendente, y na– da más podéis desear. Será tan justa y prudente la administra– ción, como es sabia la constitución que nuestros legisladores nos han dado". "¡Guayaquileños!" Al separarme de vosotros, llevo un senti– miento de dolor. Os amo, porque sois buenos, patriotas, colom– bianos en fin; protesto que la ternura y la gratitud hacia voso– tros se mezclan en mi corazón; pero yo me lisonjeo con la esperan– za de volver a veros bien pronto, para haceros todo el bien que merecéis.- Bolívar" (31 de agosto). XXVI El día siguiente salió de Guayaquil. El 9 de setiembre estaba en Cuenca, desde donde (en igual fecha) ofrecía a San Martín ma– yor contingente de hombres para la guerra del Perú. La conmo– ción de los pastusos llevóle de nuevo al norte. E l 19 de enero de 1823 estaba en Pasto y, tras "un escarmiento que resonó en todos los ángulos de Colombia" (33), retrocedió a Quito (14 de enero), a donde llegó el 22. Alarmado en esa ciudad por las nuevas que se recibieron de Lima, relativamente a la devolución de la división ~uxiliar colombiana de Paz del Castillo por la primera Junta Gu– bernat_iva, trasladóse en el acto a Guayaquil (30 de enero), donde, sabidas las derrotas de Torata y Moquegua, reencendió su afán e inició la realización de su gran ensueño: ¡el de libertar a la tie– rra de los Incas! (33) Larrazábal, Vida de Bolivar, t. II, pág. 173.
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