Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

GUAYAQUIL, PROVINCIA PERUANA 11 r a de que, como agrega el enu nciado alegato del Perú, la misma le– tra de la real orden de 7 de julio de 1803 no distinguía cuál fuese el aspecto con que se anexaba el gobierno de Guayaquil al Virrei– nato de Lima; y debía y debe por tanto esa real orden entenderse en el concepto general" (12). Ya se dijo que en este último entendióla y apresuróse a poner– la en ejecución el virrey del Perú. VIII En materia hacendaria no podía la Real Orden de 7 de julio ser más expresa y perentoria; porque, así como en asuntos de marina y de guerra no dejaba la menor duda, por r azones de defensa mutua, ya que de un lado era preciso que "en los casos necesarios el vir rey de Lima diese a Guayaquil los convenientes auxilios", como er a indis– pensable, de otro, "que ese virrey pudiera servirse, según las ocu– rrencias y con opor tunidad, de las maderas y demás producciones de Guayaquil para la defensa del Perú y especialmente de su capi– tal"; así era también el Virrey del Perú " por facilidad y brevedad con que podía ejecutarlo, quien se hallaba en el caso ele vigilar me– jor, y con más motivo que el virrey de Santa Fe, la justa inversión de los caudales que se enviaran y los gastos que en Guayaquil se hicieran" con los dineros del fisco. Nada, ante tales frases, hay que añadir al tenor mismo del ins– trumento, que en este punto ha sido verdader a locura contradecir. IX Las dudas que en el acto surgieron, estudiadas o no, en el áni– mo de determinados funcionarios y cuerpos oficiales del virreina– to de Santa Fe, dieron margen a aclaratorias y decisiones que es– tablecieron la realidad de la anexión en otro intel·esantísimo ramo, íntimamente relacionado con el de hacienda, esto es, en el mer– cantil. Conocida en Lima la real orden de 1803, el Tribunal del Con– sulado del Perú se apresuró a designar d iputado suyo "en Ja ciu– dad de Guayaquil y su partido", al comerciante guayaquileño don Manuel ele Llona; designación que provocó la resistencia, tanto del gobernador Cucalón, que se acogió a pretextos frívolos, como del comerciante don José de la Peña, elegido por el Tribunal del Con– sulado de Cartagena, en cuya jurisdicción comercial, ciudad y puer- (12) Doc. referido, pág. 179.

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